Los 18 concellos ourensanos con presas pierden un 64% de población

Estado actual del embalse de Salas, en el concello de Muíños (JOSÉ PAZ).
photo_camera Estado actual del embalse de Salas, en el concello de Muíños (JOSÉ PAZ).
Los municipios rurales registran 50.000 habitantes menos desde la construcción de los embalses

Lejos de asociarse al desarrollo económico y social del territorio, la vida de las 22 grandes centrales hidroeléctricas situadas en la geografía ourensana discurre paralela a la pérdida de casi 50.000 habitantes en los 18 concellos rurales que las albergan. Desde la creación de los embalses hasta 2020, el desplome demográfico en esta lista de municipios alcanza el 64%. Este es el otro gran “vaciado” asociado a los embalses que estos días registran mínimos históricos en la cuenca del Miño-Sil.

En los casos más graves, como A Veiga o Chandrexa de Queixa, se supera incluso el 80% de pérdida demográfica desde el primer censo tras la construcción de la presa hasta la actualidad, según datos del Instituto Galego de Estatística (IGE). A la caída poblacional se une un retorno de apenas el 5%: las tres grandes multinacionales que explotan los ríos ourensanos, Iberdrola, Naturgy y Endesa, generaron un mínimo de 5.000 millones de euros en las dos últimas décadas y solo revirtieron 260 millones al territorio, tal como informó ayer este periódico. 

La suma de la población de estos concellos tras construir las presas era de 77.342 habitantes, mientras que en la actualidad se queda en 28.070, mostrando una pérdida absoluta de 49.272 habitantes. Estos 18 concellos son: Nogueira de Ramuín, Manzaneda, O Bolo, Vilariño de Conso, Padrenda, Rubiá, Ribadavia, Castrelo de Miño, A Veiga, Viana do Bolo, Leiro, Vilamartín de Valdeorras, Lobios, Muíños, A Pobra de Trives, Carballeda de Valdeorras, Parada de Sil y Chandrexa de Queixa.

El dato más sangrante es el del concello de A Veiga, que registra una caída desde la construcción de su presa del 84%, pasando de 5.330 habitantes a solamente 857. Tras este, el siguiente que más habitantes perdió es uno de los concellos más despoblados de toda la provincia: Chandrexa de Queixa, y es que el municipio perdió el 80% de su población desde 1960, año del primer padrón desde la construcción del embalse de San Cristóbal (1956). En estos años pasó de 2.365 habitantes a los escasos 472 del censo de 2020. Este negativo podio lo cierra el concello de O Bolo, que pasó de 3.634 habitantes en el año 1970 a los 850 de la actualidad, lo que supone una caída del 77%. En cuarta posición y muy cerca del anterior está Castrelo de Miño, con una caída del 76%, pasando de los 5.383 del año 70 a los 1.340 del 2020.

Los que menos caen

En esta lista hay cinco concellos que han perdido el 50% de su población o menos: Carballeda de Valdeorras, con una caída del 50%;  Padrenda, que registra también un desplome del 50%; en el 46% se queda el concello de Leiro, mientras que Vilamartín de Valdeorras registra una pérdida demográfica del 45%. El municipio que menos población perdió desde la inauguración de la central hidroeléctrica hasta el día de hoy es el concello de Ribadavia, que pasó de 6.181 a 5.012, dejando la caída en un 19%.

Fuera del ámbito rural figura el caso de  la capital ourensana. Se trata del único municipio que ha ganado habitantes desde la construcción de la presa de Velle (1966). En el padrón de 1970 figuraban 73.379 habitantes, mientras que el de 2020 registraba un total de 105.643.

Además del desplome demográfico, el vaciado drástico de las presas produce problemas para sus ecosistemas, ya que, según expertos y ecologistas, la fauna y la flora no son capaces de adaptarse a una cantidad tan baja de agua. También el paisaje se ve afectado, dejando estampas desérticas a lo largo de toda la provincia y destruyendo los ecosistemas.

El nivel de las cuencas sigue bajo mínimos pese a las investigaciones

A pesar de las recientes investigaciones a la cuenca del Miño-Sil, el nivel de algunos de los embalses investigados continúa en mínimos. El embalse de As Portas continúa bajo mínimos, con 80 hectómetros cúbicos (hm3) de agua embalsada, un 15% de su capacidad, cuando el año pasado por estas fechas superaba el 70%. El embalse de Cenza está al 13% de su capacidad. El embalse de Bao cae 9 hm3 respecto al dato de la semana pasada.

As Conchas y Albarellos pierden 8 hm3 respecto a la semana pasada, quedándose en un 50% y un 25% de su capacidad total. Otras cuencas que caen son Salas y Prada, quedándose la primera en el 28% y la segunda en un menos preocupante 75% de ocupación.

Este vaciado continuo se está produciedo después de que la Xunta anunciase este sábadoque vigilará “estreitamente” la evolución de los embalses de As Portas, Cenza, Salas y Belesar en la cuenca del Miño-Sil al calificar su situación de “moi preocupante”, además de alertar del peligro de este vaciado “nun posible escenario de seca”.

El PP insta al Gobierno a “ejercer un control eficaz” sobre las eléctricas

Con esta situación de escasez de agua, el Partido Popular insta al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico  y a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS)  a “ejercer un control eficaz sobre la actuación de las  empresas de las concesiones para garantizar las reservas de agua necesarias para el abastecimiento de la población y el mantenimiento de los valores ambientales”.

Los populares registraron en el Congreso en el día de ayer varias preguntas al Gobierno, como la relación de las actuaciones de control de las empresas de las concesiones para evitar estos vaciados extremos o cuál es el resultado de la investigación de la CHMS en relación a los vaciados excesivos. Además, también solicitan la comparecencia en el Congreso del Secretario de Estado de Medio Ambiente, para que informe sobre “las actuaciones de control”.

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