Lola, Amparo y Xulia Touza son los nombres de tres hermanas que vivían en Ribadavia. En tiempos convulsos, ayudaron a más de 500 judíos que huían del holocausto a emprender camino a la esperanza ofreciéndole un escondite en el pequeño kiosko que regentaban en la capital del Avia antes de partir a Portugal. Una historia de solidaridad y valentía que Alexandra Touza ha convertido en cuento para hacer llegar a los niños los valores de las protagonistas. La historia de tres mujeres referentes contada por una mujer referente.
Cuéntenos, ¿quién se esconde tras los nombres de Lola, Amparo y Xulia Touza?
Se trata de tres hermanas de Ribadavia, conocidas por muchos como las “Schindler gallegas”, que ayudaron a más de 500 judíos a cruzar la frontera a Portugal y, desde allí, emprender viaje a Estados Unidos. En ese país podrían conseguir la ansiada libertad y emprender una nueva vida, después de pasar penurias y miedos en su huida de la barbarie del holocausto y la guerra.
De las tres hermanas, la última falleció en 2008. Fue entonces cuando salió a la luz la labor de todas ellas, ya que había un pacto de silencio de tal modo que, mientras siguiera alguna de ellas con vida, nada se haría público. Un secreto bien guardado por la red de personas que las ayudaban en su labor y el historiador que conocía los hechos. Todos guardaron silencio por el miedo a las represalias. Eran conscientes de que habían escondido personas y documentos muy importantes en la época.
Y ellas son las protagonistas del cuento infantil “Lola, Amparo y Xulia, as irmás Touza”. ¿Por qué se decidió a publicar para los más pequeños?
Quería transmitir a los niños los valores que tenían las hermanas Touza. Libertad y valentía en femenino. Respeto, tolerancia y amor por la vida. Hacerles llegar la historia de tres mujeres referentes gallegas que muy pocos conocen y, menos aún los niños. Además de estos hechos, busco dar visibilidad a un territorio, Ourense, en concreto Ribadavia, y su barrio judío. Y todo ello en forma de cuento con un vocabulario sencillo, ameno y divertido. Está escrito en gallego, pero cualquier niño o adulto, sea de la Comunidad que sea, lo puede comprender perfectamente.
¿Y cómo enlaza su historia con la de las hermanas Touza?
Mi abuelo por parte de mi madre, holandés y con 92 años es superviviente del campo de concentración de Auschwitz. Con 13 años se quedó huérfano. A los 17, en el año 1495, tuvo que empezar de nuevo de cero. Saliendo de Polonia regresó a Holanda buscando la familia que aún podía quedar viva, además de encontrar un trabajo para poder vivir.
Por otra parte, mi padre es de Ribadavia. Emigró a Holanda, un poco a la aventura y buscando un futuro mejor. Allí, en un pequeño pueblo, conoció a mi madre. Se enamoraron y vinieron a vivir a Vigo, donde nacimos mis dos hermanos y yo. Mi padre se apellida Touza y estas mujeres también se apellidaban Touza, con lo cual es muy probable que tuviésemos antepasados comunes.
Esta historia supone cerrar el círculo. Como mi abuelo conecta con estas mujeres que ayudaron a huir a cientos de judíos. Cualquiera de ellos podría haber sido mi abuelo.
El libro supone también un homenaje a sus antepasados.
Es una forma de darle las gracias por todo lo que hicieron. De reconocer su coraje y solidaridad. Realizaban su labor sin pedir nada a cambio. Como emprendedoras, desde su pequeño quiosco ubicado al lado de la estación de tren de Ribadavia vendían rosquillas, melindres, bocadillos... y de noche ocultaban en un sótano subterráneo a aquellos que buscaban una oportunidad de futuro.
Con el cuento también intento pasar página y cerrar una etapa. Poner un punto final a ese pequeño sufrimiento mental que, desde mi abuelo, pasó de generación en generación dejando heridas sin cicatrizar.
¿Dónde lo podemos encontrar?
Son ejemplares gratuitos que están distribuidos en las oficinas de turismo de Ourense, Ribadavia y Vigo, en el Inorde, en el concello de Ribadavia. Fue financiado y contó con la colaboración de varias instituciones como Inorde, Diputación de Ourense, la Asociación Galega de Amizade con Israel, la Xunta, la Asociación de Executivas de Galicia, y mi consultora Ponle cara al Turismo, mediante la que desarrollamos proyectos de dinamización territorial y desarrollo local y ponemos en valor los atractivos que muchas veces nosotros mismos desconocemos.
Tengo que destacar que, hace unos días, a través de la Asociación de Amizade con Israel, que viaja a dicho país cada cierto tiempo, el cuento estará en una de las bibliotecas más importantes sobre el holocausto que hay a nivel mundial. Eso es algo que nos enorgullece.
Esta historia aún tiene pendiente un largo recorrido para dar a conocer la hazaña de las hermanas Touza.
Seguramente en otro país, habría toda una red tejida a su alrededor. Basta con pensar en la casa de Ana Frank reconvertida en museo para dar a conocer esa parte de la historia y que no se vuelva a repetir. Durante la época en la que trabajé en la Oficina de Turismo de Ribadavia venía mucha gente de EE.UU. interesándose por ellas, por las mujeres que habían hecho posible que hoy estuviesen allí. Son vecinas de Ribadavia que han hecho mucho por la Humanidad. Ahora estamos pendientes de un proyecto de recuperación para poner en valor el quiosco en el que trabajaban y que actualmente está totalmente abandonado, pudiendo ser un aliciente turístico más, además de darle su nombre a una calle. En la actualidad solo existe una placa en la casa donde vivían.
Supongo que desde su trabajo diario en la consultoría turística Ponle cara al turismo, tendrá más inquietudes para la dar visibilidad a las hermanas Touza.
Desde la Consultora estamos trabajando en una ruta turística para descubrir Ribadavia a través de las Hermanas Touza. Para que se identifique la villa con ellas, con su vida y su historia.
