ENTREVISTA

Amable Valcárcel: “Me duele irme con la credibilidad de los compañeros puesta en duda"

Ourense. 02-04-16. Local. Entrevista ao comisario Amable Valcárcel.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera El comisario jefe, Amable Valcárcel.

Amable Valcárcel lleva 44 años en la Policía Nacional, a la que se incorporó ya como inspector.

Después de toda una vida vestido de uniforme, mañana lo colgará definitivamente, por jubilación. Su periplo lo comenzó en Barcelona, en donde estuvo siete años, aunque también pasó por Cangas do Morrazo (Pontevedra) y Lugo. En Ourense lleva de forma continuada desde 2007. A finales de 2013, ascendió a comisario. 

Respecto a la desaparición de las seis armas de la Comisaría, ¿sigue sosteniendo que el autor es cercano al cuerpo?

Desde un principio tuve claro que el autor o autores de la sustracción de las armas era gente de aquí, de dentro, posiblemente de mi confianza, porque es imposible que alguien ajeno tuviese acceso al búnker. Al principio, no le encontraba explicación porque no daba con las razones o los motivos. Hoy estoy convencido de que el autor de los anónimos y del robo de las pistolas es la misma persona, lo tengo claro. El hecho responde a querer perjudicar a gente, entre ellos yo mismo y otras personas y obedece a venganza, nada más.

Entonces, ¿mantiene que si el juez llega al autor del escrito se esclarecerá el robo?

Sí. Todo se inicia con la actuación de Asuntos Internos por el anónimo. Está cargado de calumnias y otras pruebas prefabricadas precisamente por el autor del anónimo para que Asuntos Internos mordiera el anzuelo.

¿Considera desproporcionadas las actuaciones?

La investigación que lleva a cabo el responsable de Asuntos Internos es totalmente desafortunada por la inexperiencia de esta persona. El problema es que se creyó a pies juntillas la totalidad del anónimo. Los árboles no dejaron ver el bosque. Afortunadamente, nosotros, desde que desaparecieron las primeras tres armas, iniciamos una investigación y, a día de hoy, hemos llegado a unas conclusiones y le hemos dado una vuelta a lo que es el resultado al que Asuntos Internos cree haber llegado. Tanto el juez como el fiscal dieron un giro de 180 grados, y todos pensamos ya en la realidad de los hechos, que pronto se esclarecerán.

El atestado recoge que usted habría ocultado datos y protegido a personas.

Sí, y que había tratado de evitar que intervinieran unidades externas. Hice totalmente lo contrario. Nada más tener conocimiento de la desaparición de las armas, me fui a ver a mi jefe superior para pedirle que se nos enviara a la unidad de Asuntos Internos. A los dos días me comunicó que debíamos ser nosotros los que llevásemos la investigación, y cumplimos orden de la superioridad, cosa de la que estoy contento porque si no hubiésemos hecho nosotros la investigación, hubiese sido otro desastre, visto lo visto. Gracias a eso, la investigación está muy avanzada y pronto llegaremos a la verdad.

¿Cuál es la dificultad de esa línea roja en la que se mueven los agentes?

Es complicado, y lo digo desde la experiencia. Aquí no hay una varita mágica. Yo siempre tuve que trabajar con confidentes porque si no es imposible. Nadie da nada por nada, pero confío plenamente en la honradez del anterior grupo de estupefacientes.

¿Asume la creación del grupo de drogas como uno de sus logros?

Totalmente. Fui uno de los pioneros dentro de la Policía que más se preocupó por el tema de las drogas, desde siempre. Cuando empezó a llegar el consumo y el trapicheo, me inquietó mucho y me alegro de haber sido uno de los fundadores del grupo. Además de la parte represiva, en la que hicimos muy buenos servicios, me quedo con la parte humana de ayudar a la gente a salir de sus adicciones en programas como el de Proyecto Hombre.

Coincide todo este periplo con el momento en el que usted cuelga su uniforme. ¿Se va con mal sabor de boca?

Es coyuntural, me tocó a mí pero le pudo haber tocado a otro compañero. Contra eso no puedes luchar. Claro que te duele, pero más que por mí, por la Comisaría en general, porque estas cuestiones ponen en duda la credibilidad de muchos compañeros. Lo que más siento es el tema corporativo, no el personal.

La tardanza en hallar el cuerpo de Socorro Pérez complica la investigación. ¿Hubo un mal planteamiento inicial?

No. En un primer momento, volcamos la búsqueda siguiendo las manifestaciones de alguien que decía haberla visto ese día, por eso actuamos en las inmediaciones del río y su casa, siguiendo esa versión. Días después se demostró que esa información no era cierta, pero ya era tarde. Desgraciadamente, cuando aparece, no hay restos biológicos, por lo que las sospechas no pudieron llegar a buen puerto.

¿Por dónde camina la investigación?

Seguimos trabajando intensamente con gran cantidad de rigurosas gestiones, porque es un reto, sobre todo de cara a la familia. Está centrada en posibles sospechosos que pensamos que pudiesen tener algún tipo de relación, pero no en una persona concretamente. Tengo que recordar que en todas las investigaciones es fundamental la colaboración ciudadana.

¿Cómo queda ahora la Comisaría?

Nadie es imprescindible. Cuenta con muy buenos profesionales. La gente, en general, está muy implicada y trabaja mucho, cosa que me reconforta porque sé que van a continuar en la misma línea de trabajo. A nivel de dirección, la está asumiendo el inspector jefe más antiguo, jefe de la unidad de la policía judicial, Demetrio Martínez, un hombre con experiencia, pero es transitorio.

¿Hay déficit en la plantilla?

Sí, pero es general. La nueva remesa todavía estará dos años en formación, por lo que hasta el 2018 no se verá completada la plantilla. Lo más importante es la escala básica, donde tenemos un déficit de 30 policías; es decir, un 13 por ciento, lo que afecta a la seguridad ciudadana.

Quizás, uno de sus mayores logros haya sido apaciguar los ánimos con los sindicatos.

Bueno, tengo que agradecérselo a ellos, por todo el apoyo dentro de su función reivindicativa. Sobre todo, el talante y la forma en la que hemos llegado a resolver las cosas. Con nuestros más y nuestros menos, siempre hemos tratado de llegar a puntos de encuentro, cediendo ambas partes.

¿Alguna otra satisfacción?

Se han hecho muy buenos servicios y, sobre todo, cuando culmina una investigación, uno se alegra mucho por el esfuerzo recompensado. Son muchos años, no puedo quedarme con una en concreto.

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