Ansiolíticos y antidepresivos siguen al alza en Ourense

La prescripción de ansiolíticos y antidepresivos suele ser mayor en personas con bajos niveles de renta, situaciones socioeconómicas complicadas o en municipios con una menor tasa poblacional. El equipo sanitario es consciente de una mayor dependencia poblacional a estos fármacos mientras observa una patologización de aspectos normales de la vida como el fallecimiento de un familiar.

Factores económicos, socioculturales o acontecimientos dramáticos son factores que determinan el tratamiento de ansiolíticos o antidepresivos, usualmente con receta aunque también tienen su “mercado negro”. En la calle, las farmacias son conscientes de esta subida y estiman que se ha duplicado el consumo en cinco años. Sobre todo, les sorprende la cantidad de jóvenes que han comenzado a consumir este tipo de fármacos, un grupo poblacional en el que la ansiedad y la depresión ha aumentado tras la pandemia.

Hay un aspecto diferencial en lo referente al consumo de este tipo de fármacos, según apunta la jefa de psiquiatría del CHUO, María Tajes, y tiene que ver con el predominio de su ingesta en mujeres, una tendencia que va aumentando la dosis con la edad. Además, esta prescripción es mayor en personas con bajos niveles de renta, situaciones socioeconómicas complicadas o en municipios con una menor densidad poblacional. Tajes apunta a que, en los últimos años, estos son los patrones que más se han repetido, con una tendencia creciente que se refleja “día a día” en su trabajo.

Aunque esta situación no es algo exclusivo de la provincia, sino que se extiende a todo el territorio nacional. En el caso de Ourense se presenta un caso singular dadas sus características. La mayoría de sus municipios albergan menos de 1.000 habitantes con una población envejecida, baja natalidad y son varios los concellos con situaciones de renta por debajo de la media gallega. Mientras, la dependencia de la población hacia estos medicamentos resulta cada vez mayor. En los últimos tiempos, según la presidenta del Colegio de Médicos de Ourense, Pilar Garzón, se ha observado la patologización de aspectos normales de la vida diaria como el fallecimiento de un familiar o una ruptura de pareja.

La mayoría de estas patologías, según Tajes, se inician a edades tempranas. Aunque reconoce ver un incremento, así como la aplicación de estos tratamientos en edades entre los 12 y 25 años. Algo que “antes era algo excepcional” y ahora “constituye un motivo de actividad cotidiana”. Una situación por la que el equipo sanitario se encuentra “preocupado”. “En Galicia estamos en cifras de prescripción de antidepresivos por encima de la media europea y de la española, da para una reflexión del por qué de esta situación”, afirma la jefa de psiquiatría.

Una medicación que se consigue mediante receta médica y de la que es importante hacer un seguimiento dado sus efectos secundarios y las interacciones con otros fármacos, que pueden dar lugar a complicaciones graves, como señala Garzón. Aun así, existen varias artimañas para tomar estos medicamentos sin receta, como recurrir al mercado negro o tomar una de estas pastillas por medio de alguien a quien sí se la han prescrito.

Trapicheo

Desde el Colegio de Médicos son conscientes de este posible “trapicheo” pero llevan un control “muy estricto” mediante sistemas de seguridad, como seguir una trazabilidad o solicitar el DNI para la retirada del medicamento. Al conocer lo que acontece en la calle también trabajan por continuar con estas precauciones. Asimismo, inciden en la importancia del control, la educación y el acompañamiento de la terapia psicológica para tener herramientas con las que enfrentar estos problemas. Aunque reconocen las demoras producidas en el servicio de psicología debido al amplio número de patologías, “se genera así una incomodidad para el paciente que ha de subsanarse, y a veces se hace de la manera más práctica: farmacológicamente”.

Una farmacéutica ourensana observa cómo la ansiedad incide en la población, consciente también, pues ella ha tenido que enfrentarse a ella. Aunque está a favor de tomar estos medicamentos, afirma que han de tener una periodicidad limitada y que a veces “faltan algunas palabras y sobran miligramos de medicación”.