El escueto documento, escrito en un ordenador, estaba en el bolsillo del pantalón del empresario

El asesino del matrimonio de Taboadela dejó una carta que atribuye el crimen a una venganza

Los cuerpos sin vida del matrimonio estaban en el exterior de la casa de Amendo. (Foto: Xesús Fariñas )
El vecino de Taboadela asesinado junto a su esposa en su propio domicilio el 25 de abril guardaba en el bolsillo de un pantalón una carta escrita a ordenador en la que se atribuye el doble crimen a una venganza contra su hijo. Este último -sospechoso a nivel policial- llegó a declarar que ya había recibido anteriormente amenazas.
En el seno de la Policía Judicial de la Guardia Civil, comienza a cundir el pesimismo en el caso del doble crimen ocurrido en Taboadela. Pese a sus denodados esfuerzos por seguir la actual línea de investigación en la que figura como sospechoso el hijo del matrimonio, no hay ninguna prueba incriminatoria contra él. Demasiadas sospechas, pero todas ellas incertezas muy enmarañadas, para un caso que le costó la vida al matrimonio formado por José Martínez Vázquez (65 años) y María Teresa Campos Márquez (63) el 25 de abril de este año. En la Comandancia, hay quienes reconocen cierta presión psicológica por la resolución de este delito, sobre todo al echar la vista atrás y recordar que el asesinato de la joven de 21 años Montserrat Martínez, ocurrido en Viana en abril de 2001, aún está sin esclarecer.

Tampoco arrojó luz una prueba que, aún si cabe, añade más confusión. La escueta carta, escrita a ordenador, encontrada en un bolsillo de la ropa que llevaba puesto el empresario cuando lo mataron. Según confirmaron fuentes cercanas al caso, en ese documento indirectamente se exculpa del doble crimen al hijo, José Miguel Martínez (36 años), ya que de su lectura se deduce que el brutal asesinato obedece a una venganza contra el vástago. La Guardia Civil sospechó de la intencionalidad de esa carta exculpatoria pero la pista, por ahora, cayó en saco roto. Incluso intervinieron el ordenador portátil del joven, a quien la Guardia Civil investigó en relación con la tentativa de homi cidio a un compañero de trabajo.

También cotejan la sintaxis de ese escrito con las cartas manuscritas halladas en el registro del automóvil de José Miguel Martínez tras la muerte de sus padres. De la lectura de esas tres misivas trascendió que tenía la intención de suicidarse y que van dirigidas -en el sobre no figura destinatario- a Daniel Suárez, el amigo que lo denunció por amenazarlo con una pistola; a Juan Carlos Limia, el brigadista tiroteado en septiembre de 2008, y al juez que se le asignase la investigación de su propia muerte (‘No busque culpables ya que se trata de un suicidio’, le comunica).

Imputaciones


La imputación por tenencia ilícita de armas y amenazas por ahora es la única sustentada en algo sólido, ya que Daniel Suárez sostiene que en la tarde del 17 de abril José Miguel Martínez acudió a su casa de Xinzo para comunicarle que se quería quitar la vida y lo apuntó con una pistola. Según pudo saber este diario, el arma incautada es de la marca Browning con calibre 6,35. Contenía una bala en la recámara y cuatro cartuchos en el cargador, estando accionada la aleta del seguro. El Laboratorio de Balística de la Guardia Civil debe determinar ahora si esa pistola se usó o no en el tiroteo al brigadista a través del análisis de las trazas de los proyectiles.

Asimismo, según consta de las declaraciones del denunciante, este último trasladó a Martínez a su casa, ya que ese día no tenía coche, toda vez que depuso su actitud y consiguió liberarse de la cinta adhesiva con que le había atado pies y manos.



Desapareció una agenda de la casa
El móvil del doble homicidio sigue siendo una gran incógnita para los investigadores policiales si bien descartan la hipótesis del lucro, en tanto que no desaparecieron objetos de valor en la casa. Sí falta del domicilio de Amendo, una agenda personal del cabeza de familia, un hombre muy metódico (había sido topógrafo y ahora ya estaba jubilado) que solía apuntar todo lo que hacía.



’Ni siquiera sabe disparar’
El hijo del matrimonio asesinado en Taboadela, de baja laboral por depresión, en todas las ocasiones en las que ha declarado como imputado -denuncia por amenazas y la tentativa de homicidio del brigadista- o testigo -el crimen de sus padres- se ha mantenido firme a la hora de proclamar su inocencia. Incluso, según precisan fuentes cercanas a él, ‘nunca tuvo ningún arma y tan siquiera sabe disparar’. En cuanto al día en el que murieron sus progenitores (sábado 25 de abril) asegura que visitó por la mañana a su hermana, que reside en Ourense, y que por la tarde estuvo con amigos en Maceda . Residía en Xinzo, en ocasiones con un matrimonio amigo, que velaba porque tomase la medicación.

Por el momento, tanto Juan Carlos Limia como Daniel Suárez han solicitado al juzgado sendas órdenes de alejamiento del que fuera su amigo, que sí han sido estimadas (prohibición de acercarse a menos de 500 metros).

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