El clima veraniego es propicio para los paseos, tanto que ya ni los animales se pueden resistir a un poco de actividad física. Por la tarde, un caballo se dejó ver momentáneamente por las calles del núcleo de Reboredo, en una zona próxima al Polígono de San Cibrao, donde tanto los vecinos como los conductores que pasaban con sus vehículos mostraron su estupor y sorpresa ante la tranquilidad con que se movía el animal. El paseo, eso sí, duró poco, aunque no por ello fue menos impactante. Instantes después de que el equino se escapara de la finca que ocupa habitualmente, su dueño lo localizó y lo devolvió a la misma, sin que hubiera que lamentar daños. Tampoco sufrió ningún tipo de perjuicio el animal, para su suerte y la de su propietario, quien tras unos instantes de angustia sintió alivio al ver que su caballo se encontraba en perfecto estado.
No fue necesario realizar cortes de tráfico, ya que la aventura fue lo suficientemente corta como para no limitar la circulación. A pesar de la brevedad de la anécdota, muchos vecinos recordarán la tarde como aquella en que un caballo salió a estirar las patas.
