Uno de cada tres pacientes psiquiátricos sufrió abusos sexuales

Luis Docasar, jefe de Psiquiatría del CHUO. (ÓSCAR PINAL)
photo_camera Luis Docasar, jefe de Psiquiatría del CHUO. (ÓSCAR PINAL)

Luis Docasar, jefe de Psiquiatría del CHUO, habla de la culpabilidad habitual entre las víctimas de abusos

El jefe de Psiquiatría del CHUO, Luis Docasar, es claro: el abuso sexual a menores es “extraordinariamente frecuente”, mucho más de lo que a la sociedad le gusta pensar.

“Un tercio de los pacientes que atendemos en salud mental ha sufrido abusos de este tipo en su etapa infantojuvenil”, asegura. En muchos casos, el motivo de la consulta puede no ser la situación de agresión vivida, pero sale a flote en consulta. “Por eso es tan importante que los profesionales estén formados y tengan en cuenta, siempre, que es una pregunta importante a hacerle al paciente, aunque no se realice directamente. Con el apoyo adecuado, y una detección temprana, se puede superar”, detalla el especialista. 

El tipo de agresión más común son los tocamientos en zonas erógenas por parte de personas de confianza -familiares o amigos del hogar-, por ser los más “fáciles” de llevar a cabo: “Cuando un menor está solo con un adulto, la única barrera que existe y que protege al niño son los valores del mayor”. Docasar explica que, a menudo, el peso de la confianza impide que las víctimas cuenten su sufrimiento: “Suelen pensar que quizás estén equivocados, que quizás no esté pasando. Y en muchos casos, no tienen muy clara la idea de la sexualidad”. 

La culpa y la vergüenza también juegan en contra de los menores a la hora de hablar de los abusos que sufren: “Muchas veces dicen que están atormentados por la culpa. Eso, junto con la vergüenza, son los patrones más habituales entre las víctimas”. 

Por otra parte, el entorno de la víctima también es clave en el proceso. “Si las familias son disfuncionales, si no hay canales de comunicación, el menor no sabe a quién acudir”, asegura Docasar. Además, en muchos casos, los familiares son conscientes de lo que está sucediendo: “Cuántas veces nos hemos encontrado a pacientes que dicen que sus familiares sabían que era víctima de abusos sexuales”. 

Consecuencias psíquicas

El grado de afectación psíquica es proporcional al tiempo durante el que se han sufrido los abusos, así como la intensidad y el nivel de imposición sobre el menor. “Es importante diferenciar entre la situación aguda que se vive en un momento y el largo plazo”, detalla el especialista. 

Docasar explica que las consecuencias más comunes en salud mental están ligadas a daños en el cerebro, en las zonas del humor y de la alarmancia. “Esas vivencias se quedan en la memoria psíquica, pueden producir desregulaciones emocionales o incluso estar vinculadas con trastornos límite”, apunta. Los abusos también pueden provocar la represión de la sexualidad de la persona, así como disfunciones en las relaciones amorosas.

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