En su experiencia profesional, el especialista en cirugía general y patología mamaria del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, Camilo Álvarez, ha visto los cambios en los diagnósticos y tratamientos del cáncer de mama. Por este motivo, ha compartido sus conocimientos en diferentes conferencias, la última ayer en el Colegio Oficial de Médicos de Ourense
¿Qué avances destacaría en el tratamiento del cáncer de mama?
Tanto el diagnóstico como el tratamiento han evolucionado muchísimo en los últimos años. Ahora tenemos muchas posibilidades de diagnóstico por imagen (mamografía, ecografía, etcétera). La incorporación de la resonancia magnética para la detección de lesiones no palpables ha sido también importante. Hoy, cuando las pacientes van a quirófano ya conocemos prácticamente todos los datos del tumor. Antes de empezar el tratamiento lo tenemos casi todo programado, siguiendo un protocolo, pero estableciendo un tratamiento, podría decirse que individualizado, según las características del tumor y de la paciente. El tratamiento ha pasado de ser muy traumático a una cirugía poco agresiva. Hoy en día, en cerca del 50% de los casos se puede conservar la mama.
¿La concienciación y la detección precoz están siendo también claves?
El aumento en la incidencia durante los años 80 desembocó en una alarma social y también entre los médicos. Comenzaron a realizar numerosos estudios y ensayos, de hecho este es el cáncer más analizado. Hoy la mortalidad está estancada. Aunque la incidencia aumenta, calculando todos los cánceres, como mínimo, el 70% se cura. Hay un porcentaje de pacientes que mueren con cáncer pero no por el cáncer. Y en todo esto sí que ha influido la concienciación de la mujer y la detección de tumores más pequeños. El diagnóstico precoz, junto con los avances del tratamiento, juegan un papel fundamental en la esperanza de vida.
En caso de antecedentes familiares deberían comenzar sobre los 30 años y, como norma general, 10 años antes de que su familiar, principalmente madre o hermana, lo haya desarrollado. En las mujeres con bajo riesgo, sería prudente comenzar con una primera consulta pasados los 35 años.
Hay mujeres que necesitan mucho este tipo de atención. El médico juega un papel importante, pero es vital que la paciente se sienta arropada y apoyada por la familia. Si esto no es suficiente se recurre al psicólogo. La influencia del ánimo no puede demostrarse científicamente, pero en la práctica yo creo que sí entra en juego. También influye la manera en que se vive, si de forma normal o con angustia.
Tanto el diagnóstico como el tratamiento han evolucionado muchísimo en los últimos años. Ahora tenemos muchas posibilidades de diagnóstico por imagen (mamografía, ecografía, etcétera). La incorporación de la resonancia magnética para la detección de lesiones no palpables ha sido también importante. Hoy, cuando las pacientes van a quirófano ya conocemos prácticamente todos los datos del tumor. Antes de empezar el tratamiento lo tenemos casi todo programado, siguiendo un protocolo, pero estableciendo un tratamiento, podría decirse que individualizado, según las características del tumor y de la paciente. El tratamiento ha pasado de ser muy traumático a una cirugía poco agresiva. Hoy en día, en cerca del 50% de los casos se puede conservar la mama.
¿La concienciación y la detección precoz están siendo también claves?
El aumento en la incidencia durante los años 80 desembocó en una alarma social y también entre los médicos. Comenzaron a realizar numerosos estudios y ensayos, de hecho este es el cáncer más analizado. Hoy la mortalidad está estancada. Aunque la incidencia aumenta, calculando todos los cánceres, como mínimo, el 70% se cura. Hay un porcentaje de pacientes que mueren con cáncer pero no por el cáncer. Y en todo esto sí que ha influido la concienciación de la mujer y la detección de tumores más pequeños. El diagnóstico precoz, junto con los avances del tratamiento, juegan un papel fundamental en la esperanza de vida.
En caso de antecedentes familiares deberían comenzar sobre los 30 años y, como norma general, 10 años antes de que su familiar, principalmente madre o hermana, lo haya desarrollado. En las mujeres con bajo riesgo, sería prudente comenzar con una primera consulta pasados los 35 años.
Hay mujeres que necesitan mucho este tipo de atención. El médico juega un papel importante, pero es vital que la paciente se sienta arropada y apoyada por la familia. Si esto no es suficiente se recurre al psicólogo. La influencia del ánimo no puede demostrarse científicamente, pero en la práctica yo creo que sí entra en juego. También influye la manera en que se vive, si de forma normal o con angustia.
