Casardeita, ejemplo contra la maleza de Ourense

LUCHA CONTRA INCENDIOS

De campo en campo, con el permiso de los propietarios y la satisfacción generalizada de los vecinos, dos ganaderos del valle de Ramirás están librando la maleza de los perímetros de los pueblos a bocados vacunos.

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Alcanzado el ecuador del verano, todavía son muchas las fincas que permanecen sin limpiar en el perímetro de villas y pueblos a pesar del plazo marcado por la Xunta de Galicia para la gestión de la biomasa forestal en las fajas secundarias (31 de mayo). La opción de los desbroces, todos a la vez y tras una primavera especialmente lluviosa, no parece la más acertada para un grupo de vecinos de Casardeita, en el concello de Ramirás, a la vista del cambio que ha dado la aldea en apenas un año.

“Andan os técnicos buscando as solucións para a maleza, e téñenas aquí, pastando", comenta José Luis Rodríguez, vecino de Casardeita

Las silvas que amenazaban las casas y que dejaban un paisaje de abandono han sido sustituidos por verdes prados donde se alternan los rollos de hierba y las vacas de Álvaro Domínguez, uno de los últimos ganaderos de la zona, junto con Manuel Cid. “Andan os técnicos buscando as solucións para a maleza, e téñenas aquí, pastando. Nun ano pasamos de ter silvas de un metro a prados. Por non falar de que proporcionan carne de primeira calidade”, comenta José Luis Rodríguez, vecino de Casardeita, quien daba voz al entusiasmo general en el pueblo por contar con este rebaño fijo en el pueblo. “Eu veño a velas todos os días e ás veces bótolle verzas e veñen”, reconoce en un paseo por el nuevo campo, de estreno, en la jornada en la que tuvo lugar la entrevista.

Precio de la carne

A su lado, el propietario, Álvaro Domínguez, contabilizaba la treintena de cabezas, de raza Salers, Limusina y Rubia gallega. “De aquí xa non marchan”, cuenta y relata que “eu nacín entre vacas, pero estiven uns anos fóra e, cando volvín merquei tres vacas. Hoxe, teño 30 aquí e 18 na miña explotación en Vilameá, pero alí as fincas son pequenas”, reconoce este ganadero que hace diez años que empezó a hablar con los vecinos de alrededor para ceder las parcelas a cambio de mantenerlas limpias. “Traio terreos de moita xente”, comenta, si bien el paso fue cruzar la carretera. “Aquí hai parcelaria e as fincas son outra cousa”.

Los terrenos los conoce bien su compañero de profesión, Manuel, que hace siete años decidió cambiar el rebaño de ovejas por vacas. “Antes pagábanme por vir rozar, agora veño a por herba”, reconoce muy crítico por el papeleo que exige la administración y el bajo precio de la carne. “Está moi mal pagada”, matiza Manuel, quien comenta que “a gandería, sen as subvencións que veñen de Europa, non é viable polo baixo prezo da carne. Eu, con 18 vacas, non gaño un soldo. Hoxe están pagando entre 5-6 euros o quilo de carne, o prezo de hai 20 anos”. Domínguez y Rodríguez sentencian: “Antes rendía máis o diñeiro”.

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