Hoy comienza la Semana Europea de la Movilidad para que las ciudades, incluida Ourense, tomen conciencia de reducir la presencia de los coches, primar el transporte público y facilitar los desplazamientos y la convivencia con las personas. No es fácil, como se puede demostrar casi a diario, pero aún así hay ciudades que lo intentan. No solo eso, sino que tratan de implementar medidas para a medio o largo plazo hacer urbes más humanas.
En Ourense se intentó implantando un plan de movilidad que contó con la aprobación del Concello, pero como todo lo que llega a las manos de Jácome, se vuelve agua de fregar. Recuerda hoy La Región que el 80% de las medidas propuestas siguen en barbecho cuatro años después. Entre ellas, nada de aparcamientos disuasorios, peatonalización de nuevas calles, construcción de carriles para las bicicletas o rutas peatonales seguras.
Pero, ya nos anticipamos al argumentario de Jácome: como en todo aquello que no funciona, que es mucho, él no tiene la culpa. Ha de ser cosa de funcionarios, de políticos de la oposición o de cualquier conjunción astral. Posiblemente sea cosa de los ciudadanos, que a todo se llega. De todos o de cualquiera, menos de él.