CRÓNICA

Coronavirus en Ourense | El código QR cae en el olvido

photo_camera Pocos son los clientes que registran el código QR en sus visitas a la hostelería (MIGUEL ÁNGEL).
El plan hostelería segura se hizo obligatorio hace un mes para el sector, que luce los carteles visibles con su aforo máximo y el código para registrar la visita, pero que no cala entre su clientela: “No se usa, solo está de decoración”.

Los códigos QR pasan a un segundo plano en los bares. ¿Quién se acuerda de ellos? Hace casi un mes que el plan hostelería segura, en el que se  ofrece esta opción para la cliente para registrar su visita, que no cala entre la clientela. "Nadie lo usa, ni preguntan por él", asegura Marlyn Banegas, del bar En Xogo. La medida llegó para proteger al sector y a los clientes para que, en caso de un positivo, se pudiese cribar a todas esas personas. "Esto no sirve de nada y eso ya lo sabíamos", se lamenta Tatiana Conde, del Café América.

Al principio, cuando los negocios hosteleros se comenzaron a empapelar con los nuevos carteles informativos, la respuesta fue algo mayor hasta acabar desapareciendo. "Los primeros días sí lo hacían porque era una novedad. Ahora de 20 se registra uno", afirma Billy Toribio, del café Miguel. La curiosidad de esos momentos se fue perdiendo y los clientes ya dejan esos QR de lado. “Tú les dices que ahí está el código por si lo quieren usar, te dan las gracias pero nada más. Está de decoración en la puerta”, comenta Sayed Rodríguez, de O Antoxo. 

Este plan se ideó con el objetivo de que la desescalada y la reapertura de la hostelería se llevase a cabo con la máxima seguridad posible, dejando en manos de los clientes la responsabilidad de ayudar con el registro. En el En Xogo hay un señor que cumple religiosamente y, cada vez que acude a tomar algo, se registra: “Es el único que lo hace, aunque tengamos el cartel en la puerta y dentro del bar”, reconoce Banegas.

 Obligatorio o no

La Xunta no contempla por el momento hacer la medida obligatoria para el público, solo el establecimiento debe cumplir con poner esta información a su disposición. “Hay mucha gente que no sabe ni lo que es un QR, ¿cómo van a usarlo?”, se pregunta Conde. Esta hostelera cree que, con las medidas que rigen ahora en la hostelería, “es muy difícil que una persona se contagie”. 

Los cambios constantes en el reglamento para este sector, con diferentes aforos en función del nivel de restricciones, confunde a los clientes y relega a un segundo plano otras cuestiones como el propio QR. “Muchos no saben cuantos pueden estar en una mesa, como para conocer el tema del código. Ni lo miran”, opina Toribio. Por el momento, este hostelero reconoce que los clientes cumplen con mayor rigor otras medidas sí obligatorias como el uso de la mascarilla o mantener la distancia: “Respetan más, aunque los fines de semana cuesta un poco que lo hagan”. 

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