El colapso del aparcamiento de la intermodal se cronifica. Los ciudadanos que se suben al tren para desplazarse al trabajo o a los estudios volvieron a sufrir ayer las consecuencias de la falta de espacio del parquin. Apenas cuenta con 300 plazas, pero buena parte de ellas destinadas a empresas de alquiler de coches, lo que reduce sensiblemente la oferta.
El elevado volumen de usuarios volvió a teñir de rojo el letrero de la entrada del estacionamiento, que indica si existen plazas libres o si está completo. Se trata de una situación ya habitual en las instalaciones. Tanto es así, que una valla cerraba el acceso al subterráneo ante la imposibilidad de aparcar.
La escasez de plazas es una carencia que los usuarios del ferrocarril vienen denunciando desde hace tiempo. Sin embargo, no es lo único de lo que adolece la estación de A Ponte. Las instalaciones actuales se quedan pequeñas ante el aumento del flujo de pasajeros que trajo el AVE, a expensas de la construcción de la nueva terminal.
Se pudo comprobar en una de las frecuencias de ayer. El control de seguridad permaneció cerrado hasta apenas unos minutos antes de la hora de salida, según pudo comprobar este diario, y los viajeros formaban una cola que alcanzaba la calle.
