Tamarindo
“Al tener paredes de piedra, en verano no tenemos calor, pero el problema llegará en otoño, cuando notemos la falta de gas”, prevé el gerente de este restaurante. Como otros hosteleros, teme que las temperaturas estipuladas no acaben siendo del agrado de su clientela: “Si una persona paga para terminar comiendo en condiciones de disgusto, optará por no volver, preferirá quedarse en su casa”.
