EN LA CIUDAD

Comercio y hostelería, con una única esperanza por el coronavirus: “Que acabe cuanto antes"

Un camarero mira a la cámara. En medio, terrazas vacías (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Un camarero mira a la cámara. En medio, terrazas vacías (XESÚS FARIÑAS).
El cierre de locales preocupa a sectores ya tocados por la crisis y que, resignados, se ven desamparado ante la situación

La ciudad vivía este viernes el preludio del cierre de bares, restaurantes y comercios con cierta resignación. Aunque no era oficial hasta última hora de la tarde, durante todo el día, quien más y quien menos,  daba por hecho que serían las últimas horas de apertura de muchos negocios. 

Poco antes de las 22,00 horas, una carnicería y un bar próximos  en el barrio de O Couto cerraban su persiana al unísono. "Déjame las llaves, así mañana por lo menos me puedo hacer un café", bromeaba la carnicera. "Non, non vaia ser que me entre o virus", contestaba el hostelero. En su caso, al igual que centenares de bares de la provincia, afrontan ahora un mínimo de 14 días cerrados. Junto a ellos, gran parte del comercio minorista, salvo el de artículos de primera necesidad. Un panorama desolador que preocupa, y mucho, al sector, que ve la posibilidad de que la situación se prolongue durante más tiempo.  "Hay muchísima preocupación, solo pedimos que den facilidades a los comerciantes, porque no seremos capaces de asumir lo que se nos viene encima", señalaba Beatriz Gómez, presidenta de la Federación de Comercio de Ourense. "Los comerciantes seguimos siendo ese grupo de la sociedad sin amparo, estos días ya estuvo afectando mucho, ya que la gente salía poco y había cancelaciones de citas. Ahora toca seguir lo que nos digan las autoridades y tener esperanza en que podamos salir de esta", añadía. 

Esta crisis se suma a la ya maltrecha salud del pequeño comercio ourensano, que desde hace meses afronta una oleada de cierres. Por eso, viven esta nueva situación con "mucha incertidumbre". "Esto acaba de empezar, las consecuencias las veremos de aquí a seis meses", señalaba Luis Rivera, presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro. Rivera se preguntaba "quién va resistir a esto" y llamaba a la colaboración de las administraciones. 

En todo caso, pese a conocer la decisión este viernes por la tarde, desde ambas entidades ya apuntaban a primera hora que las consecuencias del coronavirus se estaban dejando ver con cancelaciones en peluquerías o restaurantes. "Estuvimos abiertos estos últimos días porque teníamos que estarlo", aseguraba Luis Rivera. 

La hostelería, por su parte, tilda de "gravísima" la situación del sector y alude a una Semana Santa próxima que "ya se da por perdida", en palabras del presidente de la Federación Provincial de Hostelería, Ovidio Fernández Ojea. El sector de las agencias de viajes también adelanta meses muy difíciles, en los que incluso el verano se presenta "duro". 

Ahora, sobre la mesa está el problema del pago de nóminas a los trabajadores, que genera "mucha preocupación". Ojea también se une a la reclamación de un apoyo económico consecuente a la situación. 

A PIE DE CALLE

En la ciudad, desde primeras horas de ayer la actividad comenzó a reducirse notablemente. Tímidos gritos de niños se oyeron por la mañana en los colegios, con aquellos estudiantes que no pudieron quedarse en casa y tomaron esta opción. Muchos ciudadanos paseaban por la mañana con normalidad, pero a una distancia prudencial –una de las medidas más repetidas estos días por las autoridades sanitarias–, aunque a medida que pasaban las horas se veía a menos gente por las calles. 

Los supermercados volvían a mostrar una actividad inusual, y en ciertos establecimientos faltaba papel higiénico, legumbres o alcohol sanitario, entre otros artículos. Los estancos también viven estos días jornadas de gran afluencia, en la que los clientes duplican o triplican sus compras habituales. "Si antes se llevaban dos cajetillas para el fin de semana, hoy (por ayer) se están llevando dos cartones. Tengo miedo de quedarme sin tabaco, porque no habíamos tenido tal cantidad de demanda nunca", apuntaban desde un estanco de la calle Greco. "Yo les digo a los clientes que tenemos que estar tranquilos, que nosotros vamos a seguir abriendo, pero la gente se estresa mucho ante la incertidumbre", señalaba la dueña. 

Los espacios deportivos públicos también cerraban ayer, por lo que los gimnasios que operan bajo concesiones de los municipios no abrieron sus puertas durante toda la jornada. Otros privados, como Marbel, tomaron ya la decisión de cerrar por "prevención". "Cumplimos con todas las normativas porque ha bajado mucho la clientela y no juntamos a más de 50, pero por cuidar la salud de todos se ha decidido no abrir hasta que se normalice la situación", explicaba Daniel Montero, su gerente. 

Las clases, canceladas en todos ellos desde inicios de semana para evitar cualquier tipo de contagio entre los asistentes. "Tenemos algunas de envejecimiento activo y las suspendimos, pero también otras para evitar concentrar a los clientes preservando su seguridad", apuntaba Montero. 

OTROS SECTORES

Tras las juicios penales que se celebraron en los Juzgados Penales de Ourense, se interrumpe la actividad judicial desde el lunes y se suspenden todas las actuaciones judiciales programadas, pero se garantizan aquellas actuaciones judiciales que de no practicarse pudieran acarrear perjuicios irreparables; internamientos urgentes; adopción de medidas cautelares, protección de menores así como quedan garantizadas las  órdenes de protección a las mujeres.

Los tanatorios, por su parte, también se verán afectados, ya que solo podrá haber un máximo de personas en cada sala, muy debajo del habitual. Según informaron desde la Asociación Provincial de Pompas Fúnebres, ya se estaba aconsejando los pasados días que la gente se limitase a dar el pésame y no formase aglomeraciones.

LUZ EN LA SOMBRA

Las librerías, por su parte, notaron estos últimos días un pequeño repunte de la actividad. Los clientes de un día “normal”desaparecieron y surgieron otros: “Vienen los padres para comprar algo para los niños, ahora que no pueden ir a clase”, resalta Pilar Rodríguez, de la librería Padre Feijóo. La Federación de Libreros de Galicia, que preside, ha puesto en marcha la campaña "Non contaxian, pero enganchan", para animar a los clientes a comprar libros como recurso de entretenimiento.

EN EL EXTERIOR

Para aquellos ourensanos que en estos momentos se encuentran fuera del país de viaje, la situación también es dura. "Estos días en muchos hostales no nos quieren cuando les decimos que somos españoles", apunta una joven ourensana que viajó a Estados Unidos hace una semana. "Hemos hablado con la embajada, a ver cómo volvemos", apunta. Un grupo de alumnos del colegio La Purísima que están en Malta tampoco conoce su futuro, pero el colegio asegura que se están tomando las medidas necesarias".

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