La conflictividad se agrava en la movida nocturna de Ourense

Los cuerpos de seguridad registran hasta 20 avisos por peleas durante las noches del fin de semana en la ciudad

P. Casteleiro / B. Iglesias

Publicado: 31 ago 2021 - 06:44 Actualizado: 01 sep 2021 - 09:05

Los cañones de agua vuelven al centro de Ourense

La agresividad y el desfase es cada noche más notorio en la ciudad de As Burgas. Los cuerpos de seguridad registran una media de 20 llamadas por bullicio y trifulcas cada dos noches y en la mayoría de las que intervienen los protagonistas se emplean con gran violencia, en algún caso con uso de arma blanca.

La noche del viernes tuvo lugar una multitudinaria pelea en la plaza de Los Suaves y el sábado la Policía Local intervino en otras dos. Por su parte, desde el Cuerpo Nacional de Policía afirman que son conscientes, cuando salen a la calle, de que “los actos violentos son el doble de frecuentes que antes de la pandemia” y que “la desobediencia es un factor común en muchos jóvenes ante una llamada al orden”, señalan.

El perfil de persona que “da problemas” es el de un joven de entre 16 y 20 años -tanto mujeres como hombres-, con tendencia a los altercados y “en un alto porcentaje extranjeros”, indican los agentes.

Además, el “perímetro de los conflictos” se redefinió tras el levantamiento de las últimas restricciones. El punto negro de la violencia se sitúa ahora en el triángulo formado por Pena Corneira, Cabeza de Manzaneda y la Plaza de los Suaves. “La mitad de las llamadas que recibimos están relacionadas con conflictos en esa zona”, indican desde la Policía Nacional. Peleas en pubs, desorden, incumplimiento de las medidas en los propios locales, grafitis, exceso de veladores o roturas de árboles son parte de la actividad a la que se enfrentan cada noche.

¿De dónde viene la violencia?

Los expertos corroboran la presencia de actitudes y comportamientos violentos pero, aunque los agentes del orden apuntan la pandemia como un antes y un después en estas actitudes nocturnas, el jefe de psiquiatría del CHUO, Luis Docasar, recoge otras posibilidades. “Ocurre que el botellón y este tipo de vida nocturna eran un fenómeno más o menos tolerado y que, al intentar restringirlo -por motivos sociosanitarios-, los espectadores se encuentran con que la juventud simplemente pretende seguir con sus costumbres nocturnas”, explica. El consumo de drogas es otro factor que influye en esta espiral de conflicto: “Vemos rebotes, sobre todo a principios del verano, cuando nos llegaron los cuadros de intoxicaciones con drogas más graves”.

En cuanto a la salud mental de la población afirma: “Vemos que cada vez ingresan pacientes más graves y que por las consultas pasan pacientes menos agudos, lo que sí registramos es que el covid está produciendo pacientes apaciguados, sin energía, sin fuerzas, un contexto que difícilmente va a producir agresividad”.

Además, como efecto pospandémico apunta la aparición de una ansiedad muy intensa en pacientes de entre 11 y 16 años, “incluidos los pensamientos suicidas, que son cada vez más emergentes”.

Xosé Manuel Cid es el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación y, sobre el origen de la violencia, cree que la educación de las personas “ten, grazas a Deus, un papel limitado niso. Por moito que eduquemos en valores para a paz, esto non é matemáticas, non podíamos estar preparados para o que viña nin traer aprendido como reaccionar”, explica el profesor. Celebra que la educación no haya influido porque, ejemplifica, “tamén nos educaron no fascismo e non todos o acabamos sendo”.

“É moi difícil educar nestas cuestións e sería máis sinxelo se os educadores sociais tivesen un papel mais relevante nas aulas, hai unha parte de servicio a comunidade á que o maxisterio non chega, a figura dun educador é moi importante neste momento nas escolas”.

Los vecinos, con miedo

El colectivo vecinal más afectado es el del Cimborrio, en el Casco Vello. Uno de sus representantes opina que “esta situación no es un desfase poscovid, sino que se trata exactamente de lo que había antes de la pandemia, simplemente notamos que hay más inseguridad y violencia en la calle”.

Los residentes en la zona de pubs creen que la situación “está fuera de control” y que sus calles “se han convertido en pistas de discoteca hasta altas horas y sin que nadie las controle”. Indican que intentaron contactar con el Concello "para que haga cumplir las normativas”, pero por el momento no fueron invitados a la mesa de la junta de seguridad -la próxima, mañana- en la que se acordarán las nuevas medidas.

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