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Los huesos de un brazo y una pierna hallados en un área de descanso de la N-120, a la altura del municipio de Pereiro de Aguiar, fueron ayer trasladados al Centro de Antropología Forense de Verín, donde analizarán a quién pértenecen y cómo llegaron hasta allí. Al frente de esta investigación está Fernando Serrulla, el forense que en su día trató el caso de Diana Quer, entre otros.
Por ahora, se conoce que los restos hallados tienen más de 15 años y que son de procedencia humana. Serrulla explica que el procedimiento en estos casos comienza con el procesamiento de los huesos -limpiándolos si es necesario- e investigando si hay personas desaparecidas en la zona. Además, los forenses reúnen la documentación del caso y estudian las cincunstancias de la muerte. “A partir de ahí se empieza a hacer el estudio antropológico. Muchas veces se realizan fotografías y se hace un análisis genético, y otras hay que incluir un análisis toxicológico”, explica el forense.
En este caso, dada la antigüedad de los huesos, se baraja la posibilidad de que puedan pertenecer a un desaparecido años atrás. Para descartar esta opción, el centro forense compueba en la base de datos las características de las personas que todavía no se hallaron y coteja que no sean más restos de una persona encontrada con anterioridad.
“De todos los huesos que recibo en Galicia, un trozo se envía a génetica y se introduce en una base de datos”, indica Serrulla.
En Galicia aparecen 15 conjuntos de huesos humanos al año, según el forense. En la mayoría de los casos pertenecen a personas que desaparecieron, pero también a estudiantes de Medicina que los dejan tirados cuando acaban de estudiar. Además, en zonas próximas a los cementerios también es posible encontrarlos, al ser depositados por familiares que vacían sus nichos y los tiran fuera del camposanto.
Para que una persona -o en este caso sus extremidades- se descomponga, en la provincia bastarían entre uno y dos años (por sus características climáticas). “Habitualmente y en condiciones estándar, si están enterrados, tardarían ese período, menos si están en contacto con la tierra”, explica Serrulla.
El forense también señala que, en el proceso de descomposición, influyen más factores: “Cambia la situación si la muerte se produjo en invierno o en verano, con mucho o poco peso y de las patologías por las que se produjo la muerte”. Con una infección o una gastroenteritis, por ejemplo, los huesos aparecen antes.
Por otra parte, los huesos tardan mucho más tiempo en desintegrarse. “Hasta 300 años si están bien guardados”, añade.
Para terminar el proceso y esclarecer la procedencia habrá que esperar cerca de cinco meses, hasta que lleguen los resultados.
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