Psicóloga y presidenta del colectivo Hetaira

Cristina Garaizábal: ‘La prostitución consentida es un trabajo’

¿Es la prostitución un derecho? Esta es la pregunta que la psicóloga y presidenta del colectivo Hetaira, Cristina Garaizábal, planteará mañana en el Foro La Región.
¿Es la prostitución un derecho? Independientemente de lo que se piense sobre el trabajo sexual, éste implica una discriminación muy fuerte y una explotación injusta y estigmatizada. Aunque las prostitutas deben ser tratadas con todos los derechos que como ciudadanos les corresponden, no lo son. Así, hay un recorte en los derechos de libre circulación de las emigrantes del colectivo, a la hora de disponer de sus propiedades y bienes (debido a la procedencia dudosa de ese dinero), a que les sea aplicada la protección del Estado en caso de violencia, así como en el tema del maltrato doméstico (como no son víctimas de sus maridos sino de sus proxenetas son remitidas a organizaciones de prostitución), y laboralmente tienen menos derechos a pesar de trabajar en clubes. Habría que acabar con esta discriminación.

¿Qué opina de quienes piden su erradicación? Dentro del feminismo hay dos sectores: las que pensamos que es un trabajo y que como tal las personas tienen derecho a elegir cómo y en qué condiciones quieren ejercerlo; y las que consideran que es una esclavitud sexual, que genera violencia de género, y que, por lo tanto, hay que caminar hacia su erradicación. A pesar de que estas dos corrientes de opinión parecen contrapuestas, yo no lo creo porque la prostitución es un trabajo cuando se ejerce libremente, pero no en régimen de esclavitud. Es este último con el que hay que acabar. No hay suficientes leyes que protejan a las víctimas de la prostitución coaccionada.

¿Cuál es la situación de esta actividad en España? De alegalidad, no es un delito ejercerla, pero no está reconocida como lícita, quedando a la arbitrariedad de los poderes públicos (están en terreno de nadie).

¿Qué es el colectivo Hetaira? Nació en 1995 porque había muchas asociaciones que ofrecían alternativas a la prostitución (todas ellas religiosas o de Cáritas), pero ninguna que defendie se un trabajo en mejores condiciones. Está conformada por trabajadoras de distintos ámbitos, con el fin de impulsar la lucha por los derechos y favorecer la organización del colectivo para que sean objetos válidos de interlocución frente a la Administración, así como para servir de puente con la sociedad. Tenemos un servicio asesor jurídico, sanitario y psicológico.

¿Qué logros han conseguido en estos diez años y cuáles son sus retos más inmediatos? Que algunas hayan superado el estigma, se autoafirmen y que acudan a las manifestaciones. Sin nuestra labor lo ocurrido en Coslada hubiese sido más difícil. Hemos conseguido elevar la voz frente a las posiciones abolicionistas que se dan en el feminismo y que influyen en los partidos mayoritarios. Hoy ya hay sectores que creen que hay que reconocer sus derechos. Y hemos hecho que la prostitución sea un tema de debate público. Ahora queremos leyes laborales que las reconozcan desde el punto de vista de trabajadoras del sexo; que se negocien y pacten espacios públicos para practicar la prostitución, para que puedan ejercer libremente y en condiciones de seguridad, porque en la calle son más libres y no están explotadas por los empresarios, a pesar de que sean las que más molestan.

Socialmente sigue primando la doble moral.

Sí. No obstante, aunque en ocasiones los poderes públicos van por delante de la sociedad, por ejemplo en el tema del permiso de paternidad, en este caso, no, ya que un porcentaje importante está a favor de su legalización.


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