El camposanto de Celanova acoge a ilustres escritores de la talla de Celso Emilio o Castor Elíces

Sus cuerpos descansan, sus letras permanecen

El cementerio de O Barco, repleto de gente resguardándose de la lluvia con sus paraguas. (Foto: L.B.)
Cuna de célebres escritores, el cementerio de Celanova alberga los restos mortales de varios de sus hijos ilustres. Castor Elíces, Celso Emilio Ferreiro o Méndez Brandón son algunos de los nombres que descansan entre las 700 sepulturas.
‘Mais o lume que alampea, xamais o veredes morto’, reza el epitafio sobre la tumba de Celso Emilio Ferreiro. El autor de ‘Onde o mundo se chama Celanova’ descansa en el cementerio parroquial junto a la sepultura familiar de los Velo. Más al sur están los ‘Castores’, Elíces y Méndez Brandón. Los muros del camposanto celanovés cobijan, entre sus 800 tumbas y sepulturas, a ilustres hombres y mujeres que han llevado por medio mundo el nombre de la villa fundada por San Rosendo. En el panteón de la familia Lezón descansa Manuel quien, además de ejercer como registrador de la propiedad, cola boró en revistas especializadas españolas y extranjeras. También están los Fernández Losada.

‘E onde esta Curros?’, preguntan muchos vecinos al no encontrar en el camposanto, al más ilustre poeta celanovés. Fallecido en Cuba en 1908, los restos de Manuel Curros Enríquez descansan en el cementerio de A Coruña. En un primer momento, aquella fue una acogida provisional y se habló del traslado a al panteón familiar de Celanova, pero el paso del tiempo ha convertido a la ciudad Herculina que Curros tanto adoró, en la guardiana de sus restos mortales.

Pero no sólo el cementerio celanovés cobija escritores y literatos. En la ciudad de As Burgas descansan los restos de Eduardo Blanco Amor, Florentino López Cuevillas, Ramón Otero Pedrayo, Valentín Lamas-Carvajal, Xaquín Lorenzo Fernández ‘Xocas’ o ‘Ben-Cho-Sey’.

Verín y O Barco desafían a la lluvia


Una tromba de agua cayó sobre el cementerio de O Barco en el transcurso de la misa de difuntos. Los fieles se cobijaron bajo un manto de paraguas pero no pudieron evitar el impacto del agua y muchos de ellos acabaron empapados hasta los huesos. ‘Con esta mojadura, catarro seguro, pero el Día de Santos es sagrado’, decía una vecina. El tiempo tampoco acompañó en el cementerio de Verín, que estuvo abarrotado durante toda la jornada. En esta localidad, tras la visita al camposanto, muchos vecinos viajaron hasta Chaves para participar en la tradicional Feira de Todos os Santos, que congregó a cientos de vecinos de la provincia.

Una casa en Beariz se disputa el espacio con los panteones


El medio rural puede llegar a sorprender con construcciones que desentonan totalmente con el entorno. El ladrillo, el cemento y otros materiales diversos se mezclan con la regia piedra y la madera causando un contraste urbanístico que no pasa desapercibido para los visitantes.

Las iglesias y cementerios tampoco han quedado libres de las inapropiadas intervenciones siempre con ánimo de ampliar o mejorar las instalaciones, pero en muchos casos sin ningún tipo de sensibilidad hacia el patrimonio.

El Día de Todos los Santos atrajo hasta el camposanto de Rebozán, en el municipio de Beatriz, a numerosas personas para recordar a sus difuntos al igual que ocurría en el resto de las parroquias de toda la provincia. Allí, se encuentran los panteones completamente encajonados entre una calle de la localidad y una propiedad privada, de tal forma, que su ampliación es completamente inviable.

La casa, con una estética típica de una zona de emigrantes como es Beariz, dispone de una gran terraza adosada a las tumbas y, en consecuencia, con vistas al cementerio. Además, una parte de la finca que rodea la vivienda comparte cierre de setos con el camposanto.

El reparto de espacio en las ciudades y villas puede ser motivo de especulación urbanística. En el rural, concretamente, en Aterra de Montes, la comarca natural a la que pertenece Beatriz, si algo sobra es terreno, por cuyo motivo edificaciones como esta casi dañan la vista y ofenden la estética.

Otra cosa que habría que analizar es si se atiene a la legalidad urbanística vigente, que tantas veces se transgrede sin ningún tipo de consecuencias.

Aquella casa del cementerio bien podría inspirar un guión cinematográfico de terror al más puro estilo de Hollywood.




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