Historias de un sentimental

El día que el Ayuntamiento convirtió el San Roque en fiesta civil

San Roque Ourense
photo_camera San Roque Ourense.
San Roque es uno de los tres patronos del peregrino, nacido en Montpellier en el siglo XIII

Como todas las ciudades y villas históricas de España, el 16 de agosto fue tradicionalmente una de las fiestas de mayor arraigo, en la que el Ayuntamiento bajo mazas, con su pendón municipal al frente, la policía local de gran gala y los otros elementos tradicionales, desde el tambor de avisos al alguacil y el cuadrillero, acudían a la catedral para presentar con toda solemnidad la ofrenda de la urbe al santo protector contra la peste. Además, por ser fiesta local, se solía celebrar un baile popular en el Posío.

Pero hubo un año, en tiempos del alcalde David Ferrer en que la fiesta no se celebró como era costumbre, debido al desacuerdo con el obispo Temiño, quien se oponía que el mismo día de la ofrenda se celebrara una fiesta profana. Cuesta creerlo, pero fue bien cierto. De modo que no hubo ofrenda oficial en la catedral, sino que, para no quebrar la tradición, el recuerdo al santo protector se llevó a cabo, de modo civil, en el mismísimo salón de plenos del Ayuntamiento. Algunos ourensanos con humor recordaban que siendo esta “ciudad de Señorío”, y que el señor fuera en el pasado el propio obispo, a uno de los cuales, el vecindario echó al Miño, pareciera que Temiño pretendiera arrogarse una competencia que no era suya.

Porque el prelado burgalés tenía sus propios criterios en determinadas materias y extendía su acción pastoral en ámbitos que no propiamente le incumbían. Pareciera que luces del Concilio Vaticano II tardaron en iluminar su rigurosa conciencia, y al contrario de lo que entendían otros purpurados, como sin ir más lejos en Toledo con el Corpus, nuestro monseñor entendía que el sentido cristiano de las celebraciones del calendario litúrgico debía separarse de las profanas, sobe todo se incluían el baile por parejas, riesgo sin duda de malos pensamientos y pecado.

Aquel año que recuerdo, en la celebración del San Roque, el Excelentísimo Ayuntamiento contratara una orquesta para un asalto baile y verbena en el Posío, a la que se dio amplia difusión. Temiño advirtió que no le parecía adecuado mezclar las cosas y sugirió que se dejara la música para otro día. El asunto se agravó, al considerar el alcalde que nuestro pastor no debía temer por la concupiscencia del rebaño. Entendía el alcalde que la cosa no era para tanto y que era bueno permitir que jóvenes y viejos echaran unos bailes al ritmo de moda, tan del agrado del vecindario. Pero el diálogo se fue agriando hasta que el alcalde David Ferrer Garrido decidió cortar por lo sano. Y no hubo ofrenda en la catedral, pero hubo verbena, y al santo se le honró en el salón de plenos.

San Roque es uno de los tres patronos del peregrino, nacido en Montpellier en el siglo XIII, al que los pueblos de la Europa cristiana celebran como protector contra la peste y las epidemias. El mismo resultó afectado por la terrible enfermedad y se recuerda que lo acompañaba un perro que lamía sus llagas. En Ourense, su imagen tiene la clásica composición de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en una pierna. Siempre que un pueblo superaba la peste o cualquier epidemia se le atribuía a su protección, de ahí la gran devoción que se le tuvo siempre en Europa, y especialmente en Ourense. La gente no sabe que es el patrono de la misma Santiago de Compostela. Espero que ahora se siga honrado a este santo, con baile incluido, claro.

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