Coronavirus

“Estamos aquí para los servicios de emergencias"

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La gasolinera de Castadón, casi sin clientes y con protocolos sanitarios

La necesidad de los servicios de primera necesidad marcan el día a día de algunos sectores. Ese es el caso de las gasolineras, que continúan trabajando en el suministro de combustible durante el estado de alarma. El objetivo principal: abastecer a los vehículos de "emergencias", en unos tiempos en el que la clientela escasea también para ellos. "La gasolinera está muy tranquila", señala Santiago Conde, gerente de la estación de servicio de Castadón. 

La normalidad llegó a esta gasolinera con el decreto del estado de alarma, tras unos días de "locura" con las bajada de precios del combustible y la sombra del confinamiento planeando sobre la población. "Fue una locura durante tres días, luego en el fin de semana  se fue relajando y, con el paso de los días, se ha tranquilizado todo", comenta Conde. Esto ocurre, analiza él, porque la población está concienciada con el cumplimiento de las normas establecidas por el Gobierno: "La gente está respondiendo bien, como se esperaba".

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Aunque la facturación está prácticamente "a nada" en la gasolinera, en esta estación de servicio también cuentan con supermercado, deben trabajar para aquellos que hoy necesitan combustible para cumplir con su labor. "Tenemos que prestar el servicios, especialmente a los vehículos de emergencias", apunta Conde.

Los días previos al decreto del estado de alarma se convirtieron en una "locura" por la alta demanda

La primera semana de confinamiento sirvió como prueba, para ver cómo transcurría la rutina diaria. Al confirmarse que el estado de alarma se alargará, Conde se adaptará a esta nueva realidad.  "De momento mantenemos el horario de 06,00 a 00,00 horas, porque hay personas que a las seis de la mañana ya están con el servicio y no puedes dejarles sin nada", afirma. La reducción del horario es la primera cuestión que se plantea ante la falta de clientes a las últimas horas. "A las once de la noche estamos aquí y no pasa nadie. Cerrar antes es para asegurar nuestra propia seguridad", comenta. 

Las medidas de protección son estrictas para todos en la estación de servicio de Castadón. "Nos las hemos inventado para cumplir", comenta. Mascarillas, guantes, delantales y protecciones en los antebrazos forman parte de su atuendo de trabajo. "Protegemos las zonas del cuerpo que pueden estar en contacto con espacios de uso de los clientes por su seguridad", asegura. Los dispensadores de combustible se desinfectan varias veces en el día para garantizar la prevención. En el supermercado también tienen precauciones e incluso marcan en el suelo la posición que debe ocupar cada persona a la distancia adecuada. "Nosotros colaboramos para que se pueda controlar", indica.


Preocupación


La preocupación se extiende a no poder continuar con sus nueve empleados y los de oficinas durante el tiempo que dure el estado de alarma que, "de momento", los mantiene. "Un mes podemos aguantarlo, más no sé. La gasolinera no está facturando nada y lo que da el supermercado no da para mantener todo", cuenta Conde. También reflexiona sobre las posibles consecuencias en el futuro, que nadie puede prever. "Nos va a perjudicar mucho en el tiempo, especialmente a la juventud que ya no lo tenían muy fácil, ahora todos tendremos que arrancar de nuevo tras dos meses o más de parón", comenta.

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