Las farmacias del rural de Ourense lanzan un SOS: “Estamos moi abandonados”

Un vecino de Esgos se dirige a la farmacia del municipio, una de las últimas en abrir en la provincia. (MIGUEL ÁNGEL)
photo_camera Un vecino de Esgos se dirige a la farmacia del municipio, una de las últimas en abrir en la provincia. (MIGUEL ÁNGEL)
En la provincia de Ourense, 73 de los 92 concellos solo cuentan con una botica, que pende de un hilo por la falta de relevo generacional

El 70% de las 189 farmacias registradas en la provincia de Ourense se encuentran en el ámbito rural, marcado por un día a día muy distinto al de villas y ciudades. En las boticas de los pueblos, el farmacéutico no solo dispensa medicamentos, también conoce al cliente, sabe su historial, quién es su familia y quiénes son sus médicos de Atención Primaria. “O noso traballo é primordial para a comunidade, non só damos fármacos, facemos derivacións ao centro de saúde, falamos cos facultativos se fai falla…”, reivindica Vicente Jairo Álvarez, vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ourense (Cofou) y miembro de la directiva de la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar).

Álvarez es el farmacéutico de O Bolo: la suya es la única botica de todo el concello. Y este no es un caso puntual, sino la realidad de 73 de los 92 concellos ourensanos, que solo cuentan con una farmacia.  “E se estás ti solo, sen compañeiros, que é o máis habitual no rural, implica que non tes vacacións, e que estés como estés tes que abrir”, explica. 

Caída de los precios

Si bien es cierto que la provincia no cuenta actualmente con farmacias de viabilidad económica comprometida (VEC) -es decir, de muy difícil supervivencia- , el vicepresidente de Cofou asegura que este dato no es significativo de la situación real de los establecimientos rurales. “O 90% da nosa facturación provén dos medicamentos da Seguridade Social. Cada vez que baixan os prezos, baixa o que gañamos, mentres o resto das cousas suben de prezo. O ano que vén esta situación seguirá empeorando, porque hai unha nova baixada do custe dos fármacos”, detalla. 

A esta situación se suman los problemas de suministro de numerosas presentaciones de medicamentos. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, dependiente del Ministerio de Sanidad, cifra en 650 los formatos que faltan en todo el país actualmente. “Xa nos custa atopar substitucións nalgúns casos, pero pode ir a peor, temos total dependencia do exterior”, señala Álvarez. 

Falta de relevo

El menor margen de beneficios de las farmacias rurales, en comparación con las urbanas, así como los horarios o la localización dificultan el relevo generacional del sector. “Yo estuve 11 meses solo hasta que contraté a mi compañero. En la ciudad pones un anuncio y al momento ya tienes varios candidatos, aquí, al revés”, relata Antonio Rodríguez, farmacéutico de A Derrasa (Pereiro de Aguiar). 

Asegura que “no puedes competir” con las ofertas urbanas: “Allí hay muchas farmacias que hacen horario continuo, y la gente busca trabajos en los que pueda tener las mañanas o las tardes libres. En el rural ese horario no es viable”. 

"Poucos feitos"

Las farmacias rurales consideran que las medidas de las instituciones no están pensadas, en muchas ocasiones, para los establecimientos que están fuera de las urbes. “Estamos moi abandonados, dende Sefar temos falado moito cos políticos, pero pouco teñen feito”, apunta Álvarez. 

Además de las continuas bajadas de precios, medidas como la receta digital también afectan negativamente en el rural. “A veces los médicos les ponen las recetas para recoger al día siguiente, sin darse cuenta de que esa persona vive a 10 kilómetros, depende de un vecino para desplazarse y no puede volver mañana a bajar a recoger la medicación”, apuntan desde una botica. En estos casos, los farmacéuticos buscan alternativas: desde darle las medicinas a alguien que viva cerca del cliente hasta desplazarse ellos mismos hasta su casa. 

La cantidad de stock disponible debe ser mayor en el rural. “Tienes que tener más cosas, porque sabes que la gente vive lejos y no puede venir por la tarde a recoger eso que no tienes, no es como en la ciudad”, explica María José Blanco, farmacéutica de Maceda.

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