EN CLAVE

Al fin se tocó la tecla adecuada

Por fin los líderes interpretan a la sociedad y tocan la tecla que deben. Se les pide pacto en los grandes problemas y responden acordando más dinero para asesores. No desafinan, es que ya no tocan.

LUNES, 1. El límite de la felicitación del año 

Feliz Año Nuevo, entonces. Qué menos que entrar a la primera hoja del calendario deseando ventura. Luego ya vendrá la realidad a ponernos en nuestro sitio. Hasta el protocolo y el refranero nos dicen cuándo tenemos que dejar de saludarnos así en la calle o con el vecino. El primero dice que hasta el 6 de enero, no más; el segundo, hasta el 17 de este mes por aquello de que "hasta San Antón, Pascuas son". Es el único debate que aparentaba para centrar el primer día del año, porque el resto de los asuntos nos meten en el bucle de todos los años: los cuartos de las campanadas confundidos con el sonido del badajo en la hora; la capa de Ramón García y los dientes de Igartiburu; el vestido de la Pedroche y su pretendido atrezzo feminista; el hay que ver, que por Gayoso no pasan los años o, en fin, este director del concierto de Año Nuevo en Viena ha sido mejor que el del año pasado. No se debe ser pretencioso y esperar del primer año algo más que la felicitación. Bueno, salvo este, que arrancó especialmente maloliente por el caso Diana Quer. La mercancía se servía en papel de regalo. El asunto, por su propia naturaleza, levantaba las audiencias el primer día del nuevo ejercicio, impensable de no ser por el trágico suceso. De nuevo la casquería informativa se vendió como solomillo. De nuevo la vileza del presunto asesino cortó la digestión y las ganas de felicitar el año.


MARTES, 2. Buscando el camino para la salvación 

Hasta la Iglesia, que parte de dogmas y supuestos inmutables, debe reinventarse. A los siglos de opulencia y acomodo al lado de la mesa camilla del poder, engordando su cesaropapismo, siguieron momentos de tinieblas. No hay mucha luz últimamente, la verdad. A los frentes abiertos por la migración de la fe se suma ahora un patrimonio ganado por el abandono. El periódico contaba que las casas rectorales servirán para acoger a los refugiados. Son propiedades bellas, con una arquitectura que interpretó bien el entorno. Por sus corredores pasearon regordetes párrocos leyendo el breviario mientras los jornaleros sin soldada cultivaban la tierra propiedad de la diócesis. O sesteaban a la sombra ajenos a los chorretones de sudor de sus "empleados". Todo aquello se vino abajo. Y las casas, casi. Hay 621 en la provincia y en tiempos hubo quien preguntó por ellas pero los curas se parapetaron en el no se vende, no se alquila, no se cede. Daba igual el propósito que llevase a aprovechar la propiedad. Luego le pusieron precios fuera de mercado y ahí siguen, cada vez más ruinosas. Ahora se trabaja en un proyecto para acoger a refugiados de Siria o de países asolados por la miseria en África. El propósito es noble, el resultado está por ver. De momento, se ve que la institución eclesiástica también debe buscar el camino de su salvación. No solo espiritual, sino económica, por lo que se ve.


MIÉRCOLES, 3. Al fin un pacto por lo importante

Dicen que una de las virtudes de un buen dirigente es interpretar las necesidades de las personas a las que sirve y facilitarle el camino para llegar a ellas. Al fin en el Concello de Ourense tocaron la tecla adecuada y accedieron a lo que estaba siendo un clamor en la calle. Los ourensanos soltaron amarras con su aborregado silencio, decidieron madurar y exigir sus derechos. Hasta tal punto que lograron aquel anhelo por el que llevaban años luchando: que los grupos políticos se pusiesen de acuerdo para que se repartieran más dinero público y contratar a más personal de confianza. Fue duro, pero se alcanzó. La unidad social siempre acaba torciendo la voluntad del político. Fue casi un gesto protorrevolucionario, que obligó a un pacto inédito en el edificio consistorial: demostrar que en algo podían estar de acuerdo. Eso sí ha merecido la pena y no pactar unos presupuestos que esperan desde hace años, un plan de urbanismo que nacerá sobre ruinas, una terminal de AVE que sea una solución ecléctica entre el pendello y Versalles, una renovación de autobuses que dan pena, una limpieza urbana presentable, una salvación al casco histórico que se cae, una realidad termal que vaya más allá de los eslóganes, un pacto para salvarnos demográficamente... Ya sé que los ourensanos no han salido a la calle para pedir el incremento de asesores municipales, tampoco para todo lo demás. Lo único cierto en todo esto es que gobierno y oposición pactaron lo primero, no lo siguiente. ¿Les parece poco? No les pidan más, no dan.

JUEVES, 4. Algunas palabras y sus rimas

Hemos pasado años contando parados como fruta que cae el árbol. De maduros se fueron miles a poner a prueba su sentido del humor en la cola del antiguo Inem. Entonces vivíamos en el vértigo del precipicio y los corifeos del mensaje catastrofista tenían terreno abonado. Ahora la cosa pinta mejor y también los turiferarios de Rajoy le cantan hosanna en el cielo. Ni una palabra a los empresarios que aguantaron (los que lo hicieron), ni una sola a los trabajadores que se empobrecieron (y que en ello siguen) con sueldos mejorables, que rima con miserables. 

VIERNES, 5. Como si fuese el servicio de urgencias

Mientras lee esto, cientos de trabajadores del comercio trabajan. Es el primer día de las rebajas, que serán importantes, según una información del viernes. El comercio ya es como nuestro hospital, siempre tiene que haber alguien de guardia. La rueda del consumo no para. De hacerlo, parece que somos carne de urgencias. 

SÁBADO, 6. Queridos Reyes Magos, dos puntos

En Ourense ya hay tantos hogares con parejas sin hijos como con ellos. De seguir por mucho tiempo la infeliz y macabra tendencia hasta los Reyes Magos claudicarán de su cabalgata. 

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