Una generación con las maletas hechas

No hay observatorio que omita que la crisis se ha cebado también con los jóvenes, que los ha obligado a tener las maletas siempre hechas y el pasaporte en vigor. Pero las estadísticas carecen de valor testimonial, por eso es revelador escuchar las opiniones de varios jóvenes ourensanos menores de 25 años analizar su presente, pero sobre todo su futuro. La Región reunió a media docena de chavales para recoger sus impresiones. “El futuro no está aquí” o “nos echan de aquí” son frases que se oyen de forma recurrente por parte de los testimonios más radicales y los datos parecen coincidir con ellos.
Desde que comenzó la crisis del 2008 el número de jóvenes españoles que han emigrado al extranjero ha crecido un 41%, precisamente por la falta de estímulos laborales en el mercado interno, ya que, por ejemplo, la tasa de desempleo se sitúa en Galicia en un 51,74% (un 56,14% en España), según el Instituto Nacional de Estadística. Los datos en Ourense tampoco invitan al optimismo: de acuerdo con los datos del Ministerio de Empleo, el paro afectaba en el 2008 a 1.616 menores de 25 años y al cierre del 2012 la cifra se elevaba a 2.367. Incluso las cifras pueden ser peores, ya no solo por la aplicación de distintas metodologías estadísticas, sino también porque muchos jóvenes parados ya no se inscriban en las listas del antiguo Inem o porque, sencillamente, ya han emigrado. De hecho, el Instituto Galego de Estatística ha contabilizado el éxodo de 124.846 jóvenes gallegos entre 2002 y 2011. Es decir, es como si desapareciese toda la población de la capital ourensana y de parte de sus municipios circundantes.
En este contexto tiene cierta lógica la lectura pesimista que hacen muchos jóvenes ourensanos, sobre todo cuando orientan su futuro hacia el exterior, pero sobre todo también cuando acentúan su lamento porque “se esté gastando mucho dinero en formar a la gente para que no tenga trabajo aquí”.

SARA ACEVEDO (20 años) - Tercero de Periodismo - “Iré donde halle trabajo, la situación está mal”
Es el segundo verano en el que Sara trabaja en una consulta de un dentista para no perder la perspectiva del entorno laboral, que no está fácil. Estudia 3º de Periodismo en Santiago y está preparando las maletas para irse a la ciudad francesa de Tours con una beca Erasmus. El análisis que hace de la situación es recurrente, particularmente la que afecta a Ourense: “Esta es una ciudad cómoda y estoy muy a gusto, pero se me quedaría pequeña a la hora de trabajar en lo mío”. Sin embargo también matiza que “para empezar hay que coger lo primero que se te ofrezca”.
Sara no duda en señalar que irá “a donde encuentre trabajo porque la situación aquí está bastante mal”. Para ello adelanta que enviará su currículum “a todas partes”, incluyendo en ellas, por supuesto, cualquier otro país, por muy lejano que sea. Estuvo ya en Camerún y confiesa que una parte de ella se quedó allí, con lo que le gustaría volver. Sea a África o a cualquier otra parte del mundo, Sara Acevedo está dispuesta a irse, “aunque viva más apretada”. Dice tener el apoyo de sus padres e insiste en que su determinación es total.
Sobre la crisis que azota a España ella cree que se llegó a esta situación por un cúmulo de circunstancias, entre ellas “la desorganización y el despilfarro”. Será por eso por lo que ni la política ni los políticos merecen su confianza: “No hay nadie que merezca la pena, habría que hacer una limpieza bien grande”.

DAVID NOGUEIRA (20 años) - Tercero de Medicina en Santiago - 'Antes la sanidad era una garantía, ahora no'
David parte de que la Sanidad española “es de las mejores del mundo” por lo que sus apetencias de irse fuera no son tan rotundas como la mayoría de sus compañeros. Sin embargo, recuerda que “antes había más garantías de trabajo en la Sanidad y ahora ya no es así”. Precisa que en el sector “aquí hay muy buenos profesionales y si se van es porque, efectivamente, no tienen otra cosa, pero no porque la sanidad de otros países sea mejor que la nuestra”.
Partiendo de esa declaración de intenciones, David precisa que no le importaría salir al extranjero como complemento a su formación como futuro médico, pero dice que se iría “para volver porque hay muy buenos hospitales en España, a no ser que la experiencia me cambiase mucho”. Este ourensano ve a su tierra como “una ciudad de servicios y poco más”, sin que tampoco aprecie excesivas diferencias con el resto de Galicia y España porque, afirma, “estamos igual que el resto”. David encuentra en la familia la comprensión necesaria para hacer unas eventuales maletas, “aunque tienen recelo de que me vaya de casa”, reconoce. Eso sí, al igual que la mayoría de sus compañeros de generación marcharía al extranjero “con garantías de que haya trabajo”.
Ante la intensidad del mensaje de que ahora el futuro está en hacerse emprendedor, David cree que “los momentos son ahora complicados por la falta de ayudas y los bancos ahora no sueltan nada”.

JOSE CARBALLO (24 años) - Empresariales, trabaja en una discoteca - 'me suena a burbuja”
Ante la falta de perspectivas en algo relacionado con su titulación, este joven lleva casi tres años trabajando los fines de semana en discotecas. Sus padres fueron emigrantes, por lo que no le importaría tomar la misma decisión aunque, tal vez por ello, insiste en que hay que tener un contrato de trabajo en el país de destino antes de salir.
Señala que hace unos días estuvo hablando con un familiar que tiene en Suiza y le advirtió que “hay que tener las cosas muy claras, una buena formación y un nivel de francés muy alto” porque de lo contrario se pueden quedar sepultadas todas las ilusiones. Ahora que muchos canales de televisión tienen programas de los que se desprende una imagen idílica de los españoles que se han ido, José Carballo matiza que “no hay que creerse todo lo que sale en la tele o se lee en los periódicos relacionado con eso”.
Por lo que respecta a la situación de Ourense, percibe que “cierran cada vez más establecimientos y no se crean alternativas”. Descarta la posibilidad de tomar el camino empresarial, aunque no la desprecia para el futuro y prefiere trabajar por cuenta ajena.
Ante los continuos mensajes que se lanzan para fomentar el emprendimiento, dice que “a día de hoy emprender me suena a burbuja, a una idea creada por el gobierno para bajar las cifras de paro”. José Carballo no culpa a los políticos de la dura crisis y la falta de perspectivas de su generación. “Al menos no tienen toda la culpa”, matiza.

CARLOS ÁLVAREZ (24 años) - Ciencias del Deporte - “Desde fuera se cree que no saldremos de la crisis”
Después de ocho meses en Irlanda y Estados Unidos, Carlos Álvarez ha regresado hace poco a Ourense para verla “igual o peor que cuando me fui”. Concluyó un periplo de formación y trabajo que le ha dado una perspectiva distinta de lo que allí encontró y lo que aquí dejó. Pondera que “para el currículum vale mucho decir que te estuviste sacando las castañas del fuego por ahí fuera”.
Ha tenido tiempo para redundar en la imagen de que “España es un buen país para ir de vacaciones, que en el extranjero nos tienen por un poco vagos, amantes de la fiesta, y se cree que este país no saldrá de la crisis”.
Carlos valora que en Irlanda “cuando ya llevas tres meses cubren el 80% del alquiler del piso y como demandante de empleo tenías 200 libras”. Sin embargo, contrapone esa protección a la prestación sanitaria, sobre todo en Estados Unidos, y reconoce que la cobertura era “la básica”, que alcanzaba a las lesiones o enfermedades originadas únicamente en el trabajo. Tanto es así que en Estados Unidos solamente por una inspección de una pequeña lesión de muñeca “me cobraban 60 euros”.
Pese a ello hace una lectura muy positiva de la experiencia y no duda que volvería, “aunque con un contrato de trabajo”. Recuerda que cuando en el 2007 comenzó la carrera “mi intención era quedarme en Galicia a trabajar sí o sí”, pero ahora no lo tiene tan claro. De hecho, valorará una oportunidad a nada que se cruce en su camino.

DAVID LUIS SUÁREZ (23 años) - Trabaja desde los 18 años - “Me creen afortunado porque tengo trabajo aquí”
David Luis Suárez parece ser la excepción a una generación abocada al paro y la emigración. Acabó bachiller, se matriculó en la Escuela de Informática y lo dejó. Optó por trabajar y desde los 18 años está contratado en una gran superficie de alimentación.
Reconoce que Ourense está mal, sus amigos desmotivados y, quizá por ello, minora el que haya tenido que sufrir algún recorte en su nómina. A fin de cuentas, “muchos amigos me consideran un afortunado porque tengo trabajo aquí y se quedan sorprendidos cuando les digo mis condiciones y lo que cobro”. A pesar de ello considera “un fracaso que aquí estemos gastando un montón de dinero en formar a la gente para que no haya trabajo y tenga que emigrar”.
En su caso la opción que va a mantener es la de quedar en Ourense “porque siempre me hice a la idea de tener aquí trabajo”. Sin embargo, no cierra otras puertas, aunque hace poco rechazó una oferta de trabajo para irse a Madrid porque no le compensaba económicamente.
Su intención es opositar a Policía o Guardia Civil, pero la oferta está casi congelada y los aspirantes multiplican exponencialmente las plazas ofertadas. Sobre su frustrado paso por la Universidad no se arrepiente “aunque a veces veo a mis amigos con sus carreras acabadas y a mí también me gustaría”, si bien matiza que para obtener la plaza de empleado público que él quiere, un título no es determinante.

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