El incremento de las tasas de paro juvenil hasta rozar el 50%, la precarización laboral, la mercantilización de la enseñanza y los recortes sociales están indignando a la 'Generación perdida', que hoy se manifiesta en la ciudad

La 'Generación perdida' reacciona

Juan Pirola, De la Torre, Bouzo, Cuquejo, Barreiro y Sedano, impulsores de la protesta en sus institutos. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Los jóvenes ourensanos no se mantendrán al margen de la ola de indignación que estos últimos días se está encendiendo en las redes sociales y que se canalizará esta tarde con una protesta por las calles de la ciudad (18:00 horas en la Subdelegación del Gobierno).
El núcleo duro de la organización está en manos de jóvenes entre los 16 y los 18 años que han creado asambleas de 'Estudantes sen futuro' en sus institutos de As Lagoas, O Couto, Otero Pedrayo, Carmelitas y Salesianos, para impulsar las movilizaciones de la plataforma estatal 'Democracia Rela Ya', que se celebrarán conjuntamente en otras 58 ciudades españolas.

Evitar un 'retroceso generacional' y la consumación de la 'Generación perdida', como advirtió el Fondo Monetario Internacional el jueves pasado al Gobierno español, es uno de sus principales objetivos. 'Ourense es una de las ciudades con más envejecimiento poblacional de Europa debido a la gestión de la clase política, en la que los jóvenes han sido siempre los grandes olvidados', lamenta Juan Sebastián Pirola, uno de los dinamizadores de las protestas. Las causas de la indignación son muchas y variadas, como reza en su manifiesto (como se puede consultar en democraciarealya.es), desde el aumento del paro juvenil, hasta la mercantilización de la educación o los recortes sociales del Estado de Bienestar, pasando.

'El problema es que las espectativas se han visto truncadas de un día para otro, en vez de paulatinamente', indica el sociológo de la Educación del Campus David Casado. A esta situación se añade la especificidad de la cultura española, donde 'la familia es el lugar de retorno y seguridad a dónde acudimos en la búsqueda de soluciones, por lo que asume un papel protector que le debería corresponder al Estado', añade Casado.

El cambio de mentalidad es uno de los principales retos de estos jóvenes, que comienzan a reaccionar ante un 'futuro negro', pero cuya solución 'no está en la resignación, sino en la organización y en la lucha porque juntos podemos revertir este retroceso generacional', apunta Ángel Cuquejo. Para Alba González, lo importante es 'comenzar a reaccionar y organizarnos', a pesar de que 'esta primera manifestación no sirva para cambiar nada de inmediato'.

El sociólogo David Casado reconoce que 'hay motivos para protestar y haberá reacciones sociales, pero no se cristalizarán en un movimiento que suponga un cambio social porque la Generación perdida se tomará como un problema individual, en vez del Estado'. Lo que sí cree Casado que acabará provocando esta situación es 'un aumento de la conflictividad familiar', cuando no se pueda asumir la carga de seguir manteniendo a los hijos. Aunque para los convocantes, 'mucha gente está esperando a que alguien encienda la chispa'.

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