Mariano Utrera Henríquez reivindica para sí el rango nobiliario al que aspira el ex alcalde de Ourense

El heredero del título de conde de Riofrío sostiene que Cabezas trató de comprárselo

 Mariano Utrera Henríquez.
La carrera de Manuel Cabezas para conseguir el título de conde de Zamora de Riofrío se adorna de oscuros capítulos. En el último, por ahora, un intermediario del ex alcalde de Ourense intentó seducir con dinero a la persona en mejor disposición de heredar el título nobiliario, para que renuncie a ello en favor de Cabezas.
Hace tres años Mariano Utrera Henríquez recibió una llamada telefónica en su domicilio de Las Palmas. El interlocutor dijo ser abogado de Manuel Cabezas, alcalde de Ourense, y quería hacerle una oferta que no pudiese rechazar. Le ofrecía un acuerdo económico si renunciaba a litigar por el título de conde de Zamora de Riofrío. Cabezas lo quería para él. Pero Utrera rechazó la proposición. ‘No hubo una cantidad concreta porque no le dejé terminar. Le dije que no fuese por ahí’. A partir de entonces la aspiración de Cabezas encontraba obstáculos.

Todo pintaba mejor en 2002. Alcaldía, mayorías absolutas, poder, influencia. Aún así, le faltaba algo. Pero ¿qué? Un buen título nobiliario. Su procedencia familiar hacía albergar ciertas esperanzas al respecto. Calculó en detalle su ascendencia, midió, calibró, tiró del hilo de la línea sucesoria. Su árbol genealógico se encaramaba, de pariente en pariente, hasta la figura de José Cabezas y Fuentes, senador vitalicio en el siglo XIX, y conde de Zamora de Riofrío en cuarta generación. Cabezas no se conformaba con ser lo que era, y comenzó su carrera hacia el título. Tenía un apellido y un antepasado. Con esos mimbres solicitó que se dejase sin efecto la convalidación de la sucesión en el título al último conde, fallecido en 1968, al no haber abonado los derechos.

Lo consiguió, y en octubre de 2002 solicitó al Ministerio de Justicia la rehabilitacion del título para engrosar su currículo. Pero las pistolas también disparan por la culata. Un día supo que alguien mejor colocado reclamaba también el derecho sobre el título. Mariano Utrera Henríquez (Las Palmas, 1947) no era la primera vez que lo hacía. ‘He perdido hasta la cuenta de las veces que lo he solicitado’. No le faltaban credenciales, pues es hijo de Mariano de Utrera y Cabezas, conde hasta 1968, cuando murió, y nieto de María del Carmen de Cabezas y del Castillo, condesa hasta 1951.

No todo tiene un precio


La zozobra en que baila el título actualmente nace como consecuencia, en tiempos de Utrera y Cabezas, de no abonar los impuestos que pesan sobre el título. Si bien, en vida, lo ostentó, años después de su muerte, a petición del ex-alcalde, se le retiraba. Dormido el condado, Cabezas se aprestó a despertarlo. Lo sacudió. Descubrir la buena posición que ocupaba Utrera Henríquez no lo encogió. Sí, era hijo del mismísimo último conde, pero Cabezas tenía sus propios argumentos. Y sus métodos. Parecía un caso de libro: como el enemigo parecía mejor colocado, decidió si no unirse, sí aproximarse. Un intermediario localizó su número de teléfono. Pero cuando sonó el aparato, y Mariano Utrera descolgó, no se dejó comprar a ningún precio.

Mariano Utrera, hijo del último conde de Zamora de Riofrío: ‘Son personas que creen que todo se compra, pero los honores no’

Su abuela, María de Cabezas, fue la última condesa en términos rigurosos, ¿no?


Mi abuela dispuso del título, pero mi padre también lo ostentó con todas las de la ley. Cuando se lo retiraron, él hacía ya algunos años que había fallecido. El problema con él fue que no abonó los impuestos que había que abonar.

¿Qué impuestos son esos? La última vez que pregunté había que pagar sobre unas 90.000 pesetas.

Si su padre fue conde, ¿por qué todavía no lo es usted?


Algunos años después de su muerte, yo lo requerí. Y todo fueron pegas, problemas, zancadillas. He perdido hasta la cuenta de las veces que lo he solicitado, aportando toda la documentación. No sé por qué, ni qué mano negra hay detrás. Porque aun en el caso de que no se reconociese el título a mi padre, mi abuela es un pariente directísimo, creo yo.

Posteriormente volvió a activarse el proceso.


Sí, otra persona solicitó el título para sí.


Manuel Cabezas.


Sí. Pero esta persona es alguien que desciende de un bisabuelo de mi padre, imagínese, a años luz de mí.

¿Se puso Cabezas en contacto con usted?


Recibí una llamada de un señor que se identificó como su abogado, y en vistas de que yo había presentado toda la documentación que acreditaba mi parentesco directo, trató de convencerme de que tal y que cual. Incluso hubo alguna propuesta poco seria.

¿Acaso le ofreció dinero para que usted renunciase a sus derechos legítimos?


Sí.


¿Hubo una cifra concreta?


No, porque no le dejé terminar. Me preguntó si podíamos llegar a algún ‘acuerdo económico’, fueron los términos empleados, y yo le dije que no, que por ahí no fuese, no, no. Esto es un título honorífico, patrimonio familiar, me corres ponde a mí, y no lo cedo por dinero para dejarle el campo abierto al otro caballero. Son personas que creen que todo se compra con dinero. Los honores, no. El título, le guste o no a este señor, me corresponde a mí, no a él. Yo no lo quiero para presumir, sino porque es mi patrimonio.

Un condado que nació en 1795 con Carlos IV

Carlos IV, rey de España, creó el título de conde de Zamora de Riofrío en 1795, a favor de Manuel de Medina Ayuda y Corella, y dispuso de casa solariega en el barrio judío de Córdoba. Antes, según algunas versiones, fue un vizcondado creado en tiempos de los Reyes Católicos. Entre quienes heredaron el título se cuenta un senador, del que nace el parentesco del ex alcalde de Ourense, y un alcalde de Córdoba.

A la muerte, en 1951, de María del Carmen de Cabezas y del Castillo, el condado pasó a manos de Mariano de Utrera y Cabezas, marino mercante que se desvinculó de Córdoba tras un naufragio frente a las Islas Canarias. Cuando alcanzó tierra entendió que Las Palmas sería un buen sitio para empezar de nuevo. Se casó. Ejerció como profesor de instituto. Poco a poco perdió vínculos con Córdoba. Murió en 1968.

Desde entonces cayó la incertidumbre sobre el condado. Su hijo, funcionario municipal, pintor y escultor, a expensas de que el Ministerio de Justicia decida, dispone de un acta notarial que certifica, ante la documentación acreditada, que él es el directo heredero de Carmen de Cabezas y del Castillo, y de Mariano de Utrera y Cabezas. El acta ‘está estampada con un sello del Tribunal de la Haya que garantiza su autenticidad’, señala Utrera. ‘Que quede claro: el acta notarial dice que soy el heredero legítimo del título’.










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