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Tras una temporada en la que reinaba la paz en el rural, en los últimos meses se han ido sucediendo una serie derobos y actos vandálicos en las iglesias de estos entornos más despoblados, un hecho que preocupa a los párrocos ourensanos. Así lo afirma Luis Manuel Cuña, delegado de Patrimonio del Obispado de Ourense, ante los últimos sucesos esta misma semana en la comarca de Monterrei y la pasada en la comarca de O Carballiño.
“Hacía tiempo que no había toda esta cantidad de robos, hemos ido denunciando los acontecimientos, pero no tenemos ni idea de quien puede ser”, explica Cuña, quien considera que “las piezas robadas se podrían intentar vender en algún mercado, aquí en España es difícil, pero pasar a Portugal es relativamente fácil… Supongo que estarán motivados por ganar dinero”.
Este miércoles, Óscar Martínez, párroco de Verín, descubría una serie de destrozos en la Iglesia de Os Remedios. “Forzaron as portas, revolveron a sacristía, romperon un trozo do sagrario, levaron a cadea e o rosario da Virxe que é de alpaca, destrozaron practicamente todo o que alí había, o único de valor que había son as coroas da Virxe, pero eso non o dan vendido e non o levaron”, asegura.
En el templo de Os Remedios entraron cuatro veces -contando esta última- desde el pasado septiembre. Ese mismo mes, unos vándalos sellaron la puerta del templo y en diciembre accedieron al interior del templo por una ventana del almacén contiguo a la sacristía, donde tan solo causaron desperfectos. Este año ya entraron una vez más en la iglesia, sin llevarse nada de valor.
También forzaron la iglesia vieja de Oímbra, donde no se llevaron aparentemente nada, según el párroco: “Non sabemos se nos Remedios entraron o mesmo día que en Oímbra ou alí foi o día anterior”, señala, preocupado por la situación. Y es que, el cura no acaba de entender esta fijación por los templos, “cando non deixamos nada de valor económico dentro. Agora teremos que arreglar todos os destrozos, o peor é que destrozaron o sagrario dos Remedios e tiñan a chave ao lado”, añade.
El pasado domingo, la iglesia de San Martiño do Lago en Maside también fue víctima de un asalto. Como relata el párroco Emilio José Gil, “descubrímolo o domingo, pero non sabemos exactamente cando foi, pois só celebramos misa alí os domingos, puido ser calquera día da semana”. De este templo se llevaron “practicamente todo o metal que había”: cinco tallas de madera, el cáliz, el incensario y la naveta, algún cáliz viejo y el copón del sagrario.
Ante esto, la parroquia arregló la puerta y Emilio José Gil descarta implantar grandes medidas de seguridad, pues “o que había de valor xa o levaron, se reforzamos a porta e volve haber outro asalto, pois o arreglo será maior tamén”, cuenta el cura, quien desde que entró en esta parroquia el pasado septiembre llevó “todas as cousas de valor para o arquivo diocesano en Ourense, se fan falta vaise por elas, é moito máis seguro”, añade.
Y el 28 de febrero, los cacos entraban también en San Estevo de Ribas de Sil en Nogueira de Ramuín, donde se llevaron una imagen de la Virgen del Carmen que se encontraba en el retablo lateral, causando también destrozos en su entrada.
A finales del pasado año, las iglesias de Padre Eterno de Quintela de Humoso y la de Santo Andrao de Solveira (ambas en Viana do Bolo) sufrieron destrozos en la madrugada del 11 de diciembre. En ambas, los ladrones no lograron robar nada, ya que como explicó el párroco, “estamos tan habituados a este tipo de sucesos que non deixamos nada alí”. Más allá del intento de hurto, lo más preocupante son los destrozos que causaron en los templos, destrozando las puertas, armarios, cajones y daños en lámparas.
En todo caso, estos actos delictivos se suceden en iglesias o capillas pequeñas, en zonas rurales y las que no tienen actividad diaria. Los curas, habituados a estos acontecimientos, ya dejan puertas “entre abiertas” y carteles indicando que no hay dinero, pero no es suficiente para los ladrones. “Es que la mayoría de veces ocurre en iglesias a las que el párroco va una vez a la semana, o incluso menos… Lo que dificulta aún más saber exactamente cuando ocurrió el robo”, concluye el delegado de Patrimonio del Obispado.
Ante lo sucedido, el Obispado tantea medidas para luchar contra los asaltos a sus edificios parroquiales. En Verín, por ejemplo, Óscar Martínez asegura que están estudiando “o sistema de alarma, pero non é fácil na Igrexa dos Remedios porque non hai boa cobertura de datos móbiles, polo que estamos pensando no sistema de sensores de movemento, pero claro… ¿Se hai un paxaro dentro?”. “Estamos traballando na solución disto, pero non é fácil”, añade.
Por su parte, Cuña apoya la iniciativa del párroco verinés: “El sistema de alarma sería lo ideal pensando en que muchas iglesias están abandonadas, pero el problema también surge en ese abandono. No es solo montar una alarma, también tiene que haber una conexión, y eso cuesta y no todas las parroquias tienen la capacidad económica para afrontarlo”, señala preocupado por lo ocurrido en los últimos meses, que afecta a las parroquias rurales, donde la posibilidad de ser “pillados in fraganti” es más difícil.
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