REPORTAJE

Ilusión, de vuelta en el bar y en misa

Las primeras misas con asistencia de público en la ciudad arrancan mañana en siete parroquias: la Catedral, Padres Franciscanos, María Auxiliadora, Asunción Nuestra Señora, Santa Teresita, San Bernabé de A Valenzá y San Pío X. En la foto, el ayudante del párroco de San Bernabé de A Valenzá, desinfectando el templo de cara a la "nueva normalidad" que arranca para la fe ourensana
photo_camera Las primeras misas con asistencia de público en la ciudad arrancan mañana en siete parroquias: la Catedral, Padres Franciscanos, María Auxiliadora, Asunción Nuestra Señora, Santa Teresita, San Bernabé de A Valenzá y San Pío X. En la foto, el ayudante del párroco de San Bernabé de A Valenzá, desinfectando el templo de cara a la "nueva normalidad" que arranca para la fe ourensana
Los párrocos que misarán por primera vez tras el estado de alarma o los responsables de bares que reabrirán con las terrazas a medias viven con ilusión el inicio de la fase 1 de esa "nueva normalidad". Otros aplazan aún el contacto social.

Las primeras cañas con hasta 10 amigos, misa de 12 o visita a quien resida en la provincia de Ourense. La entrada en la fase 1 recupera mañana parcelas de vida social de los ourensanos, aunque hay quien prefiere aplazar el primer contacto y marcarse sus propias fases de desescalada. Los bares estarán ahí, aunque sea con el aforo reducido.

Vuelven las terrazas

Alfonso Vázquez, de la cafetería Acceso Centro, en Vistahermosa, está "con una ilusión tremenda". Este bar, en la rúa Isaac Piñeiro Varela, servirá los primeros cafés a las siete de la mañana del lunes. La apertura la anunció su dueño por Facebook. "Vamos a hacer lo que podamos, nos vamos a tirar a la piscina. Voy a dar de alta a toda la gente y nos ponemos a trabajar. Estamos muy ilusionados", dice Vázquez. El Acceso Centro es además la sede del Club Barreirista de Galicia, de los aficionados al motor y a la gesta del empresario ourensano Eduardo Barreiros. "Están deseando venir, pero ya están avisados que tiene que ser poco a poco", dice el dueño del bar. La terraza, grande, espera a la clientela. "Tenemos guantes, mascarillas y todo listo", recuerdan desde Acceso Centro.

La necesidad de ponerse en marcha  apremia, por ejemplo, a los propietarios del Tapa Negra Gastrobar y del Trampitán, ambos enclavados en el corazón de la ciudad de Ourense y, con el "privilexio" de disponer de un amplio espacio para desplegar las mesas al aire libre. "Somos autónomos, temos dous fillos, moitos gastos", explica José Luis Fernández, que regenta el Tapa Negra con su mujer Rocío Mariño, que por el momento colocarán seis mesas en la praza da Magdalena y llevarán ellos solos el negocio, pese a que dan empleo a 15 personas. "Oxalá que teñamos que ir incorporándoos pero agora temos que alargar os ERTE o máximo posible porque imos probar", explica Fernández. Tanto él como su mujer llevan días acondicionando el local y planificando el regreso. "Abriremos todo o día, daremos cafés, pinchos, comidas e ceas", explica el hostelero, que también retomará el servicio de comida para llevar y que siente el cariño de la clientela: "Xa temos reservas, o luns pola noite todo cheo. A resposta foi moi boa".

También ultimando los preparativos están en el Trampitán, sumidos en un mar de dudas pero con ganas de volver. "Somos dos autónomos, llevamos dos meses sin ingresar pero no sabemos cómo va a reaccionar la gente, igual se llena o igual tienen miedo", explica Nacho Rodríguez, detallando que prevén colocar 10 mesas.

También está decidido Miguel González, chef y propietario del Hotel Rústico San Jaime, en Pereiro de Aguiar. En su caso, la cita para el regreso la pospone al próximo sábado. "Tengo todo lleno ya, tanto a mediodía como a la noche, la gente me da incluso las gracias por abrir y afrontar esto", expone el chef, que recuperará a sus tres empleados y contratará a uno a mayores para atender, en principio, ocho mesas "entre el jardín, cenador y terrazas y estás en plena naturaleza, esuchas pájaros y el sonido del río".

Ourense 9/5/20
Preparativos cafetería acceso centro

Fotos Martiño Pinal

Compás de espera

La hostelería mira también al cielo, que podría frustrar el regreso. Este factor y otros llevan a hosteleros ourensanos a esperar hasta la fase 2. "Podría abrir, pero prefiero verlo todo claro", indica David Rodríguez, encargado del  Pazo de Canedo.

Tampoco darán el paso conocidos locales del Casco Vello de la ciudad. "Aprovecho para el mantenimiento, preparar mejor la nueva etapa que quiero abrir y así estar listo cuando arranquemos", explica Rubén Gil, del Tamarindo. Desde el Miudiño, Javier González deja claro que "abrir así no compensa", criticando que "nos dejen un poco desamparados". En una línea similar, David Conde, del Eurosport, recuerda que "la terraza es importante, pero no lo es todo, por lo que es mejor no precipitarse". Mientras, Pedro Pérez, con el Auriga en O Polvorín, también es partidario de "por ahora estar cerrados y no ponernos en marcha y que a lo mejor vaya para atrás".

Misa con feligreses

Jorge Estévez es uno de los párrocos ourensanos que mañana estrena la misa con público. Será en San Pío X, a las 9,30 y a las 19,30 horas. "En mi parroquia espero no tener ningún problema porque durante la semana no se juntan tantos fieles. Lo que sí es verdad que solemos tener la misa en la capilla pequeña, con esta historia será en la iglesia", cuenta. "La sensación es rara. Me da mucho miedo este momento, pero tenemos ganas de volver. La gente tendrá ganas de saludarse y abrazarse, pero en la puerta ya estará un cartel con las normas claras". Estévez confía en que le tocará hacer un poco de guía: "No hay agua bendita, la comunión es en la mano, no puedo decir El cuerpo de Cristo, la paz se dará con un gesto, les indicaré que se miren, habrá unas pegatinas para sentarse… Habrá que repetir las cosas muchas veces, la tentación es grande". Estos meses de confinamiento fueron los más largos sin misar con público, "en muchos años que llevo de cura. Los domingos me sentía desnudo, ya se echaba de menos esa celebración con la gente, aunque sea con una distancia".

Los abuelos esperanmanuel1_resultado

Los mayores de la ciudad se conforman, de momento, con los paseos permitidos. Deseosos de recuperar la vida social, prefieren esperar. 

Carmen Ropero, de 76 años, ya sabe que el bar cercano a su casa abrirá. "Pero de momento mi marido y yo vamos a seguir como hasta ahora. No hay prisa. Con los paseos está bien". Sí desea "volver a apoyar muchísimo al comercio local, comprar lo que podamos. Pero de momento no saldré porque veo cómo se comporta la gente, que no siempre lo hace bien". Para ir a ver al nieto y a la familia a Málaga, "habrá que esperar bastante".

 Manuel Araújo, pintor de 73 años, dice que "después del sacrificio enorme que se ha hecho, se están apurando las cosas. Seguramente seré el último en añadirme a la gente que se quiere ver. Y soy un animal social, pero es ya por respeto. Con lo de caminar me he liberado un poco que ya hacía falta. Ha sido muy largo y doloroso para todos". Araújo apunta que "mañana seguiré pintando, en casa". 

Venció al Covid: “Non sairei. Aínda gardo distancia co meu marido"pura_resultado

Pura Taín, de 84 años, se marca también sus propias fases de desescalada. Esta vecina de Zarracós (A Merca) superó el coronavius tras pasar diez días ingresada en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. Cuando volvió a su casa en la aldea, a mediados de abril, tuvo que seguir guardando el aislamiento preventivo. Vive con su marido y, mañana, no se imagina una rutina muy difrente a la de estos días atrás. "Xa non estou pechada nunha habitación, pero co marido sigo con distancias por precaución. Comemos xuntos, pero nunha mesa grande para estar separados. De momento, hai que ter coidado", explica la mujer.

Lo que sí ha podido cambiar en su rutina es una de las cosas que más echaba de menos: el huerto. "Coa osteoporose que teño tampouco puiden facer moito, pero si que é verdade que xa fun a horta. Pero da casa á horta. Encontraste con veciños de casas colindantes e saúdas, pero tampouco nada máis. Costa levar isto".

La mujer sigue pendiente de comprobar a diario si tiene fiebre, siguiendo la recomendación de los médicos. "O que me gustaría é que ao meu marido puidesen facerlle un test, aínda que non estivemos xuntos. Porque mentres non os faga, dache medo ter contacto. A día de hoxe aínda temos que gardar distancias. O do virus foi duro, aínda que aosteroporose é peor", cuenta esta vecina de Zarracós (A Merca).

Pura Taín está deseando que los hijos y los nietos vayan a visitarla, pero sabe que de momento no es viable. "É un lío. Pero aínda non poden vir os fillos porque senón non quedas tranquila. Per como me chamou tanta xente, é coma se os vira", se consuela.

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