La vuelta a la actividad tuvo ayer muchos claroscuros. La carga de trabajo fue escasa y las empresas que regresaban lo hicieron a medio gas. Las dudas sobre la seguridad y las medidas de protección anidaban entre los empresarios y los trabajadores.
Desde muy temprano varias dotaciones de la Guardia Civil se situaron en la entrada de los polígonos empresariales para facilitar mascarillas a los que accedían. La asociación de empresarios del polígono San Cibrao se ofreció ayer de nuevo para distribuir este material, "en aras de una mayor eficacia y para evitar las quejas que se han producido por parte de trabajadores y empresas". Pero la Administración declinó el ofrecimiento, al menos por el momento.
Sin el tirón esperado
En San Cibrao los agentes de la Guardia Civil dispensaron 2.000 mascarillas, según los datos que facilita la asociación y tampoco la actividad tuvo el tirón esperado. El colectivo calcula en un 55% el número de empresas activas, lo que mejora sustancialmente el 21% de la última semana. Aún así trabajaron más empresas que las que lo hacían en la primara semana del estado de alarma, "si bien muchas que han abierto lo han hecho con servicios mínimos o solo para reparaciones", dice una nota de la asociación. El flujo en Pereiro de Aguiar y en Barreiros fue inferior al previsto, por debajo del 30%. En el primero de los casos, porque la automoción sigue parada, en el segundo porque la actividad comercial es muy limitada.Las auxiliares que hacen piezas para los grandes fabricantes de automóvil deberán esperar al menos una semana más, aunque ayer una del sector, Galfor, reinició su actividad. El mismo camino tomaron Finsa, Rodríguez López Auto y otras pymes, que se sumaron a las de la alimentación, ya activas por ser esenciales. De hecho, Coren, Grupo Cuevas o Aceites Abril siguen incrementando su volumen de trabajo en las últimas semanas.
En medios empresariales se descarta un incremento sustancial de la producción estos días, aunque sí valoran como positivo "que al menos algo se mueva".
Sin embargo, la cartera de pedidos, la garantía de suministros y la ausencia de un mercado receptivo está "distorsionando" una actividad que en la mayoría de los sectores se sigue produciendo con bastante recelo.
20.000
Es la cifra aproximada de trabajadores que regresaban ayer a trabajar.
8.500
Número de trabajadores de la construcción convocados, los de reformas y rehabilitación no empezaron a trabajar.
2.000
Es el número de mascarillas que la Guardia Civil distribuyó ayer a las entradas del polígono industrial de San Cibrao .
55%
Es el porcentaje de empresas que estaban ayer activas en el polígono industrial de San Cibrao das Viñas.
Las actividades ahora limitadas de nuevo afectan sobre todo a pequeñas empresas con muy pocos trabajadores y un alto número de autónomos, "lo que todavía es más grave porque les perjudica aún más", como indica el presidente de ACO. El motivo de esta restricción es la imposibilidad de guardar la distancia de seguridad en obras de poco espacio o que se realizan mientras la gente sigue habitando en casa.
Santiago Ferreiro lo que lamenta es que "todo esto es un paso adelante y dos atrás". Por lo tanto, ayer fue un día inhábil para el gremio de la rehabilitación y las reformas. "En un momento en el que las grandes obras no existen estas pequeñas eran la salvación de muchos pequeños empresarios y autónomos", reconoce el presidente de la patronal. Las llamadas para interpretar la norma se sucedieron a lo largo del día, incluso se espera alguna aclaración a lo largo de la semana, pero el clima ayer era de "precipitación y confusión".
Por otra parte, Ferreiro instó al alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, a que "reinicie los expedientes de obra pendientes con el fin de que el superávit que tiene el Concello se use para invertir".