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El pasado viernes 22 de julio se publicaron los resultados provisionales de las pruebas de competencias clave de la Xunta celebrados en Silleda el pasado 25 de junio. Estas pruebas representaron una oportunidad para más de 2.500 personas de toda Galicia que quisieran acceder a la formación de títulos de profesionalidad, la cual exige como requisito una acreditación equivalente a la ESO.
En Ourense, la Fundación Amigos de Galicia (FAG) ofreció una preparación a 59 alumnos en las competencias clave de los niveles 2 y 3 en las materias de Matemáticas, Lengua Gallega y Lengua Castellana en un curso que se extendió desde el 24 enero hasta 22 de junio. Tres días después de finalizar este aprendizaje, 26 participantes en el programa de la FAG realizaron los exámenes de los dos niveles.
“A motivación pola que levamos ofrecendo esta formación en competencias clave é a demanda dos usuarios, aos que non lles esiximos ningún requisito mínimo para participar”, declara Marta Cousiño, trabajadora social de la FAG. Cousiño explica que desde esta entidad trabajan para dar apoyo a colectivos vulnerables (mujeres maltratadas, desempleados de larga duración o inmigrantes) en áreas como la cobertura de necesidades básicas, los asesoramientos jurídicos y psicológicos y, en este caso, en la orientación laboral:“Con esta iniciativa buscamos incentivar a formación gratuíta para as persoas en risco de exclusión social”.
Finalmente, poco menos de un mes después de las pruebas de Silleda, la FAG publicó el balance de aspirantes aptos y no aptos: once aprobaron todas las asignaturas, ocho solo han suspendido una y seis no superaron dos o más especialidades. De los que sacaron los mejores resultados, dos de ellos se ofrecen a compartir sus historias y sus ambiciones, ahora que se juegan con una mayor ventaja en el mercado laboral.
Procedente de Cumaná, la capital del estado venezolano de Sucre, Jesús Manuel Arenas relata, a sus 59 años, una vida laboral ligada a la mecánica y al transporte: “En Venezuela trabajé como mecánico de la planta de ensamblaje de Toyota, después trabajé de camionero mucho tiempo para luego hacerme chofer de rutas interurbanas y, por último, ejercí de taxista hasta que me lo permitió el precio de la gasolina, cosa fea”. Con toda una vida dedicada al trabajo, a Arenas se le presentó un obstáculo al venirse a España, se encontraba en situación irregular y no podía acceder a una formación que acreditase sus capacidades.
Él hubiera querido formarse en electromecánica en su patria, pero en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) echó por tierra su ambiciones: “Cuando tenía unos 38 años acudí al Inces, pero me dijeron que ya había superado la edad máxima de 35 años, y si lo hubiese hecho por la formación privada me habría dejado todo el sueldo”, comenta.
Por su parte, Mercedes Díaz, cubana originaria de la ciudad de Manzanillo, lleva 19 años en España, de los cuales siete los ha vivido en la ciudad de As Burgas. A sus 59 años, posee una titulación en Arquitectura de nivel superior de su país natal, sin embargo, no ha podido homologarla, ya que, tras pasar dos años fuera del territorio cubano, perdió su estatus de residente, necesario para equiparar sus estudios universitarios.
Al llegar a Málaga, Díaz fue testigo de la crisis del ladrillo y, al ver que no se podría trabajar en el sector de la construcción, encontró una salida a la que muchas mujeres inmigrantes recurren: “Estuve más dedicada a la profesión sociosanitaria, en servicios sociales”.
De cara al futuro, Arenas ya tiene la vista puesta en el polígono de San Cibrao, donde le salió bien parado de una entrevista sobre montaje de camiones pesados: “Me dijeron que volviese en cuanto tuviese mis papeles en regla”, comenta, optimista, ante la posibilidad de ponerse a trabajar a partir del próximo 11 de agosto, cuando ya tendrá su documentación reglada. Por lo pronto, ya les ha echado el ojo a una formación de carretillero y a otra de automecánica, de los que “tiene una base”.
En lo que respecta a Díaz, ahora en posesión de los títulos de nivel 2 y 3 (más un certificado de inglés a mayores), ahora se propone tratar los asuntos pendientes: “Querría retomar mi profesión de arquitecta, porque fue lo que estudié y me parece una pena no poder aprovecharlo; siento añoranza y me gustaría volver a ejercer”, comenta. Para la cubana, la oportunidad de recuperar su vocación profesional es una “forma de integrarme aquí en Ourense y, en general, en Galicia”.
Igual de agradecido se muestra Arenas y anima a otros a dar el paso adelante: “Si quieres estudiar y prepararte para trabajar, haz el esfuerzo, se te abren muchas puertas”.
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