Miradas expectantes en torno a la crecida del Miño

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photo_camera Aglomeración de personas buscando la foto perfecta en Velle.

Las turbulentas aguas vertidas desde la presa de Velle, anegando paseos y zonas termales a su paso, fueron ayer inmortalizados por improvisados fotógrafos y videoaficionados 

La ciudad de Ourense contó ayer con un nuevo atractivo turístico, regalo de la madre naturaleza. La crecida del río Miño, debido al vertido de las aguas de la presa de Velle por las persistentes lluvias, congregó a decenas de personas a lo largo del recorrido del "pai" Miño para retratar la fuerza de las aguas en el trecho entre Oira y las termas de Outariz.

El ímpetu de las aguas se podía observar desde primera hora de la mañana; de hecho, a las 09,00 horas, Velle vertía más de 3.000 metros cúbicos por segundo -cuando la media del mes anterior se situaba en los 590 metros- y a última hora de la tarde, el nivel del río se situaba en los 7,85 metros, al borde del umbral de alerta, situado en los ocho metros.

Muchos decidieron acercarse a pie mismo de la presa de Velle, donde pudieron observar como el rugir de las aguas se transformaba en un auténtico oleaje, como si de la costa pontevedresa se tratara, al romper contra la carretera de las instalaciones deportivas de Oira y afectando a termas y zonas de paseo, provocando diversos desperfectos que periódicamente debe asumir el Concello.

Otros viandantes tomaron sus instantáneas al tiempo que disfrutaban de su paseo dominical, muchos de ellos desde el Puente Romano -entre los que era fácil observar a más de un turista- y otros a lo largo de la margen derecha del paseo fluvial hasta la zona cortada de las termas de A Chavasqueira.

En definitiva, todo un espectáculo, sin duda una atractivo turístico más. Más de uno comentaba al ver el río que no recordaba algo así desde las importantes acumulaciones de agua de principios del presente siglo, que en aquella ocasión incluso regaron la N-120.

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