El barrio ourensano de Covadonga amaneció ayer golpeado por la pérdida de dos de sus vecinas, Valentina Carrasco, de 71 años y natural de República Dominicana, y Edilma Martines Rodrígues, de 50 y originaria de Brasil, en el incendio ocasionado en el piso en el que ambas convivían y del que ayer aún se investigaban las causas. La primera llevaba más de una década viviendo en Ourense y se dedicaba al cuidado de personas mayores. La segunda era una amiga que acababa de regresar de Brasil hace apenas tres semanas y se instalaba en casa de Valentina.
El 3ºG del número 3 de la calle Manuel Lago fue pasto de las llamas poco antes de las 7,30 horas, por causas que investiga ahora la Policía Judicial. Los servicios de emergencia acudieron al lugar, ordenando el desalojo de las 24 viviendas del inmueble, un edificio de protección oficial -titularidad de la Xunta- que se empezó a construir en 2009 y cuyos primeros moradores accedieron a sus pisos en 2016. Los vecinos, que fueron desalojados rápidamente gracias al aviso puerta a puerta entre ellos, pudieron volver a sus casas a lo largo de la mañana. Alguno, todavía consternado, comentaba ayer cómo intentaron sin éxito abrir la puerta del piso en llamas antes de que llegaran los servicios de emergencia. “Oímos moverse el pomo de la puerta, pero ya no sabemos si eran ellas intentando salir o era fruto de la combustión”, explicaba ayer un vecino.
A última hora de ayer, fuentes del gobierno autonómico confirmaban que el inmueble no había sufrido daños estructurales ni habían recibido previamente quejas sobre el estado de las instalaciones. Estas declaraciones se producen después de que algunos vecinos comentasen ayer in situ defectos en las calidades de estas viviendas.
La Policía Nacional fue la primera en llegar al lugar, donde lograron derribar la puerta con un extintor. Una vez en el interior, los agentes se encontraron con los cuerpos sin vida de Valentina y Edilma. El cuerpo de una de ellas yacía en el pasillo, mientras que el cadáver de la otra, más deteriorado, se encontraba en el baño. También se encontró el cadáver de John, el perro de la vecina que llevaba más tiempo en el piso, Valentina.
Tras conseguir acceder a la vivienda, los bomberos dieron comienzo a un complicado operativo de extinción y rescate. Tuvieron que “andar con cuidado” porque había mucha carga térmica, ya que el fuego llevaba “mucho tiempo iniciado” y había “riesgo de flashover (una combustión súbita generalizada)”, según fuentes del operativo. En un primer momento, acudieron seis bomberos. Al comprobar la alta carga térmica, tuvieron que acceder otros tres efectivos. Aunque algunos testigos mencionaron oír una explosión, los bomberos no hallaron indicios de esto.
Es el segundo suceso de este tipo producido en menos de un mes en la ciudad, después de que el pasado 13 de diciembre una mujer de 57 años falleciese también de madrugada en un incendio en su piso de la Cruz Alta.
