Valentina y Edilma, las dos víctimas del incendio de Covadonga

Edilma (izq.) y Valentina.
photo_camera Edilma (izq.) y Valentina.
El incendio en el barrio de Covadonga, Ourense, se cobró la vida de Valentina y Edilma. Sus conocidos hablan de quiénes eran

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días había unido hace años a Valentina, de 71 años y natural de República Dominicana y a Edilma, de 50 años y natural de Brasil. Ambas, practicantes de la religión mormona, llegaron a Ourense en busca de un futuro mejor. Se conocieron en el culto y se hicieron amigas. Valentina, a la que conocen como Mili, echó raíces aquí hace al menos 14 años. Aunque era peluquera, se dedicaba sobre todo a cuidar personas mayores, mientras Edilma regresó a su país de origen hace una década creyendo que le irían mejor las cosas y estaba ahora de vuelta. Las circunstancias trajeron de nuevo a la brasileña a Ourense, hace tan solo tres semanas. Fue su amiga Mili, que se preparaba para conocer a su nieta en primavera, quien la acogió en su casa de Covadonga, donde ocurrió la tragedia que acabó con la vida de las dos mujeres. A pesar de la distancia, nunca perdieron el contacto por teléfono y redes sociales.

Valentina todavía no conocía a su nieta, que su único hijo llamó Valentina en honor a ella. Hablaban por videollamada, conexión Ourense-Venezuela, donde el hijo, que ayer por la tarde recibía la trágica noticia, ostenta un cargo militar. Ya tenían listo el pasaporte para conocer a la abuela en primavera, algo de lo que Valentina presumía con sus amigos del culto y con Pili, la vecina más cercana a la que le confiaba las llaves de casa y el cuidado de su perro John cuando ella no podía atenderlo por sus largas jornadas de trabajo. Aunque su hijo reside en Venezuela, Valentina tiene algunos familiares cercanos en Galicia, que fueron los primeros en enterarse de la noticia: algún sobrino y las hijas de su expareja. Valentina se dedicaba últimamente al cuidado de una mujer de avanzada edad, cuya familia se encontraba ayer devastada por lo ocurrido. De hecho, la definen como una persona extremadamente cuidadosa en casa, por lo que no pueden explicarse qué pudo ocurrir para originarse el fuego.

Los allegados de Valentina la definen como una persona trabajadora y sensible con las desgracias ajenas. Era muy activa en la comunidad religiosa: Edilma no era la primera amiga a la que daba cobijo. Los vecinos recuerdan que había pasado Nochevieja comiendo con personas en situación vulnerable a las que ayudaba a través de la iglesia. Aunque dejó su República Dominicana natal de adolescente para trasladarse a Venezuela y posteriormente a España, Mili no olvidaba su país. Estaba ahorrando para comprar una casa en Punta Cana, una inversión de futuro para ayudar a su familia en Venezuela y retirarse en el país que la vio nacer. En sus redes sociales presumía de su nacionalidad y, especialmente, de su nieta Valentina, a la que solo pudo conocer por fotos y videollamadas.

Cuidado de mayores

Edilma sí estaba sola en Ourense, tierra que ya la había acogido hace años y que abandonó de nuevo para volver a su Brasil natal. Era una mujer soltera que trataba de regularizar su situación en España y buscaba, incansablemente, un trabajo. No llevaba ni un mes en Ourense. A veces ayudaba a Mili con el cuidado de personas mayores y también era muy activa en la comunidad religiosa. Los allegados a la dominicana fueron los que encontraron por redes sociales a algún familiar de Edilma en Brasil. Lograron avisar a un sobrino. Según estas fuentes, a la madre de Edilma no quisieron comunicarle la trágica noticia ayer por la tarde.

Todos los allegados coinciden en que Mili y Edilma eran dos buenas personas, mujeres trabajadoras que llegaron a Ourense buscando una mejor vida lejos de sus países. El incendio del piso en el que residían, el 3ºG del número 3 de la rúa Manuel Lago, truncó sus sueños. 

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