Los vecinos del edificio de Covadonga cuentan cómo les afectó el incendio

Un incendio provocó la tragedia en el barrio ourensano de Covadonga, las llamas se cobraron tres vidas y dejaron huella en todos los vecinos

Los vecinos del edificio de Covadonga en el que un incendio provocó la muerte a dos mujeres cuentan cómo vivieron el trágico suceso.

"La Tina era como una hermana para mí, qué triste"

Pilar Carnero, vecina.
Pilar Carnero, vecina.

Pilar Carnero, más conocida como Pili, era la vecina más cercana a Valentina, una de las fallecidas en el incendio. Ya tenía un regalo preparado para la nieta que iba a conocer su amiga en primavera y de la que tanto le hablaba. “Yo la llamaba Tina. Ella era maravillosa. Llevo toda la mañana llorando”, se apenaba ayer Pilar que, a Edilma, apenas la conocía. “Era su amiga y no llevaba ni un mes aquí, era más callada”, explica. Pilar y Valentina se conocieron hace cuatro años, cuando a ambas estaban a punto de entregarles los pisos de protección oficial y en el reparto les tocó casi puerta con puerta. “Hicimos una amistad muy grande cuando nos enseñaron los pisos. Hasta el mes, por sorpresa, me enteré de que vivíamos casi al lado”, recuerda. Pilar se acuerda ahora de la nieta que esperaba. “Ella llevaba más de 14 años sin ir a su tierra y me decía siempre: ‘Pilar, vas a conocer a mi nietita que se llama como yo. Era como una hermana para mí. Qué triste. Cuidaba a una señora mayor. Se iba de casa a las 9 de la mañana y volvía a las 9 de la noche”.

Elvira Álvarez despertó a sus vecinos

Elvira Álvarez, vecina del edificio donde se produjo el incendio de Covadonga
Elvira Álvarez, vecina del edificio donde se produjo el incendio de Covadonga

Elvira Álvarez se levantó a primera hora de la mañana para ir al baño y, vio cómo por la ventana el repartidor la avisaba. Rápidamente, junto a su hijo salió de casa y corrió a avisar al resto de vecinos. Como no funcionaban los timbres, “me dolía la mano” de tocar a las puertas, ya que tuvo que aporrearlas, incluso la de Valentina y Edilma, pero en esa casa nadie contestó.

Perdió a su vecina y su propia casa en el mismo incendio

Fernando Álvarez Sanmiguel.
Fernando Álvarez Sanmiguel.

Para Fernando, el de ayer fue uno de los peores días de su vida. Vive de alquilado justo en el piso colindante por abajo de las fallecidas. “Me llevaba genial, no puedo creérmelo”, lamentaba mientras leía sus últimas conversaciones de Whatsapp con Valentina, “una persona excelente y ahorradora, que trabajaba de nueve de la mañana a nueve de la noche”. Al dolor de perder a sus vecinas, se sumó que perdió su casa. El estallido de una tubería, sumado al agua utilizada para extinguir el incendio, empezó a filtrar a su vivienda. Solo su habitación se salvó. El riesgo de derrumbe del techo lo obligó a llamar a un familiar de Montederramo para poder irse con él. Llevaba años quejándose de los defectos estructurales y de habitabilidad de estas viviendas de protección social, titularidad de la Xunta, un aspecto que corroboraron otros vecinos: “No ponemos la calefacción porque nos cobran un euro por hora”, decían. 

Ahora, a la fuerza, “sí o sí me tendré que ir. Habrá que traer una furgoneta y llevarse todo”, lamentaba con resignación.

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