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El plan del Concello de Ourense, que apura obras a escasos dos meses de las elecciones municipales, ha convertido en “chapuza” el estado de varias calles de la ciudad que, en un principio, sufrieron cortes para mejorar su aspecto y, al final, resultaron empeorar la zona. El caso de Rabo de Galo es uno de los más sangrantes: los vecinos, que enviaron varios escritos al Concello para alertar del estado de la rúa Salto do Can, ven cómo la obra, casi terminada -falta pintar- trastoca sus vidas. Las alturas de hasta 30 centímetros en la entrada de las viviendas impiden a vecinos con movilidad reducida salir de su propia casa. La lista continúa.
La rúa Concordia, el proyecto “estrella” del alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, acumula meses de retrasos y la improvisación con la obra no contempló cuestiones como unos colectores de los años sesenta. Tras detectarlos, ya muy avanzada la obra, el Concello se ha visto obligado a modificar el proyecto con un sobrecoste que, según fuentes municipales, asciende casi a un millón de euros. Además, esta misma semana, los obreros detectaban un problema no contemplado con la electricidad y la fibra óptica. Fuentes de la oposición señalan que proyectos de envergadura como este se hacen bajo el paraguas de un contrato menor -no superan los 18.000 euros, lo que permite adjudicarlo a cualquier empresa sin necesidad de sacarlo a concurso-, pero después las obras suponen un desembolso millonario. Es el caso de Concordia, donde por apenas 15.000 euros se adjudicó la obra que supera ahora los cinco millones.
El desastre sigue en la rúa Remedios. Las baldosas siguen levantándose en esta vía en la que el Concello acometió una supuesta reforma integral ya terminada. Se repusieron las baldosas en varias ocasiones, pero siguen en mal estado.
Las obras de Vázquez Núñez, en A Carballeira, también estuvieron paralizadas durante meses. Los vecinos no pudieron entrar a los garajes durante un año.
Otro de los proyectos en marcha del actual gobierno local, relacionados con la colocación de ascensores, cabrea a los vecinos de la rúa Avilés de Taramancos. Un fallo en el proyecto no contempló la línea de media tensión existente: ahora se prevén retrasos para trasladar la línea. Y, mientras, los residentes no tienen cómo acceder a su calle sin dar rodeos.
El cuidado del patrimonio merece un capítulo aparte. El levantamiento de un tramo de la rúa Burgas destrozó un empedrado del siglo XIX en la zona histórica en 2021. Y aunque no son obras de mejora, la colocación del alumbrado navideño dejó importantes daños en el patrimonio histórico. Los bancos de Bispo Cesáreo, que sufrieron desprendimientos, fueron “arreglados” con una capa de cemento.
La oposición en el Concello deslizó en alguna ocasión que peligra el pago de proyectos para los que no hay dinero consignado. Sería el caso de obras recién estrenadas como la de Avilés de Taramancos -que ya tiene problemas- y la de la Alameda do Cruceiro.
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