Olivia Sundberg Díez es la ganadora del III Torneo de Debate celebrado este fin de semana pasado en la ciudad
Esta joven estudiante de 23 años natural de Marbella (Málaga), aunque a los 16 años se fue a Suecia y más tarde a Londres, donde hizo un grado de Filosofía, cursa actualmente un máster en Accion Humanitaria y Derechos Humanos en París y es la ganadora del III Torneo de Debate celebrado este fin de semana pasado en la ciudad, tanto en la categoría de equipos, con el París A, como mejor oradora del campeonato.
¿Qué le ha parecido el doble galardón logrado en Ourense y qué características cree que inclinaron la balanza a su favor?
Tanto yo como mi compañero Martin Devenney estamos increíblemente contentos, y especialmente con ese premio a la mejor oradora, porque no suele ser una mujer. En cuanto a las características, creo que tuvimos mucha suerte con los jueces porque entienden muy bien el formato y nos dieron feedback para mejorar muy útil. Por otra parte, los temas nos parecieron todos muy interesantes y cuando tienes un buen tema siempre es más fácil pensar argumentos que sientas de corazón.
¿Cuánto tiempo lleva en el circuito y por qué se le ocurrió empezar en estos torneos?
En el circuito español nos animamos hace poco, pero en el internacional ya llevo tiempo. Tenía 16 años cuando me marché de España y fui a estudiar a un internado sueco, fue allí donde descubrí el mundo del debate, en el que me metí más que nada por viajar, por conocer otras culturas, ir a torneos en otros países. Me quedé enganchada porque ahí conoces a gente que siempre está alerta, muy involucrada, con ganas de cambiar el mundo para mejor, y porque me parece una buena manera de obligarte a conocer un poco más a fondo la realidad. Muchas de las mociones están conectadas con la actualidad y eso te obliga a intentar entender el mundo, porque quien gana los debates es quien mejor entiende sus problemas.
¿Qué aporta el arte del debate a las personas en su día a día?
Muchísimo, es una de las habilidades más útiles que pueden tenerse hoy en día para abrir todo tipo de oportunidades, en el mundo académico, laboral o político. Tener pensamiento crítico es algo muy difícil de obtener de otra manera. A mí, personalmente, me ha ayudado muchísimo a hablar en público. Pero aún más que conocer la actualidad, defender una idea y argumentar esa defensa, aunque no estés de acuerdo con ello, te aporta muchísimo.
¿Qué distingue al circuito español del anglosajón?
En el mundo anglosajón lleva años establecido y, quizás por eso, no se entiende como un evento tan especial como se ve aquí en España. Por ejemplo, en España el estilo de debatir suele basarse mucho más en la refutación, en explicar por qué el oponente se ha equivocado, y los jueces se fijan mucho en los aspectos específicos del argumento y en Inglaterra no suele ser así. Pero también tienen muchos puntos en común y me alegra mucho ver que se están mezclando ambos circuitos.
¿Qué le llamó más la atención de Ourense?
Me temo que de Ourense vimos poco. Tuvimos la suerte de vivir la final en el Liceo, un edificio precioso, y disfrutar un desayuno en la Praza Maior, además de comer en un restaurante vegetariano muy bueno. Lo que más me llamó la atención fue la gente por lo bien que nos trataron; nos quedamos con ganas de ver más.
¿Cree que los políticos actuales tienen buen nivel de debate?
Es una pregunta difícil. Sí que hemos visto en los últimos años un mundo de post-truth o "después de la verdad", donde los hechos importan menos y la lógica y la argumentación más detallada suele tener menos importancia en los debates políticos. Seguí el Brexit y la elección de Trump y creo que en ambos casos había argumentos simples, incluso basados en supuestos que no eran totalmente ciertos, para intentar convencer al ciudadano. Creo que como demócratas debemos poner más presión sobre los gobiernos para que debatan mejor y basen sus argumentos en supuestos lógicos y verdaderos.
