Ourensanos en Bruselas: "Nos libramos de milagro"

Varios ourensanos residentes en Bruselas relatan el caos y el pánico que se apoderó de las calles de la ciudad tras los dos ataques terroristas 

"En Bruselas está todo colapsado, el metro cerrado y evacuado y han pedido a la gente que se quede en casa", afirmaba ayer Daniel Rivera, arquitecto ourensano, que vive a 30 kilómetros de la capital europea. "También nos han pedido que se hagan los menores desplazamientos posibles en coche", añade. Y es que Francia y Bélgica han cerrado las fronteras y la seguridad del estado belga se ha echado a la calle para imposibilitar más incidentes ante el caos que impera en la ciudad.

El arquitecto ourensano defiende que desde los atentados en la Sala Bataclán en París, "la situación se ha vuelto muy extraña. Se ha activado el nivel de alerta y tuvimos que acostumbranos a ver militares por la calle o dejar de ir a eventos o fiestas por el pánico". 

Aurora González Carrera, natural de Casaio y dueña del restaurante "Asturias", vivió de cerca la  explosión del metro de Maelbeek. "La gente empezaba a quitarse el miedo después de las alertas de las Navidades. Esto está muy mal. La gente tiene miedo y mucho después de lo ocurrido", comentaba Aurora después de los atentados de la mañana. "Desde la 10,00 horas no dejaron salir a los niños de las escuelas, hasta que los recogieron sus padres. Bruselas es un caos. No hay trenes, ni autobuses. Nada. No se podían enviar mensajes por teléfono", relató la ourensana gerente del restaurante que lleva 51 años en la capital europea. 

Bruselas, “un caos"
A P.B., de 26 años y vecina de Sandiás, la noticia del atentado terrorista la cogió trabajando en un hospital de Anderlecht. "Entereime pola televisión que tiñan posta uns pacientes", explicó la joven, que lleva casi dos años trabajando en Bruselas. Al momento avisó a sus padres para decirles que estaba bien. "Pronto os meus amigos e demais familia empezáronme a enviar mensajespreocupándose por min. Sabían eles máis do ocurrido ca min". Lo que más le preocupaba ayer era cómo volverá a su casa ya que el metro y el resto de los transportes estuvieron cerrados todo el día. "Bruselas nestes momentos é un caos. Volverei a pé a casa cun compañeiro que vive cerca de min aínda que nos leve unha hora", decía. Al estar trabajando, la joven no tuvo por la mañana ni tiempo de mirar con detalle lo ocurrido pero " o que comentamos entre os compañeiros é que algo así viase vir. Mientras tanto toca seguir traballando. A vida segue", concluyó la ourensana.

"Nos libramos de milagro"

Tres primas ourensanas vivieron en primera persona el caos desencadenado en Bruselas. Después de un viaje de cuatro días por Bélgica, tenían planeada su retorno a España este martes y la noticia de las explosiones les pilló con las maletas cerradas: "Nos hemos librado de milagro. Estábamos preparadas para irnos al aeropuerto cuando una amiga nos escribió avisando de lo que estaba suceciendo".

Alojadas en un apartamento en el centro de Bruselas, la casera les permitió seguir ahí mientras no se arregla la situación. "Tras las explosiones, nos quedamos unas horas sin salir a la calle. Se oía la policía, las ambulancias... Después fuimos al súper a comprar y nos encontramos con una ciudad desierta", explican. Una sensación de 'ciudad fantasma': "Las tiendas estaban cerradas. Los cafés abrieron pero se respira parálisis y miedo". "Lo más complicado es quedar aislado", explican. "Esperamos poder volver a España este jueves". Y pasarán por el aeropuerto de Zaventern: "Cruzar su vestíbulo será muy extraño. Pensar en las víctimas y ponerse en su piel.

"El metro se detuvo y se apagaron las luces"

A Daniel Barrios, un abogado de Verín que trabaja en Bruselas, le tocó muy de cerca el atentado en la estación de metro de Maelbeek. Viajaba en el convoy anterior al que sufrió el ataque terrorista: "El metro simplemente se paró y apagaron las luces en los vagones".

Barrios se apeó en el andén y se fue caminando a la oficina. Explica que en el ambiente hay rabia y tristeza. Coincide además con muchos de los testimonios de los galelgos residentes en la ciudad belga, y con la sensación de que los ataques de ayer eran algo que se temía desde hace tiempo. "Algo así se estaba esperando en Bruselas", señaló el abogado verinense.

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