Ourense: una encrucijada de líneas rojas

El PSOE, como fuerza más votada, se erige en la única alternativa válida para echar del trono a Jácome, pero los militantes ponen deberes a su ejecutiva para que cuente con ellos, y al PP, al que piden que se eche a un lado y los deje entrar.

Villarino y Gonzalo Caballero, junto a ediles del grupo municipal y la parlamentaria Marina Ortega. (FOTO: Óscar Pinal)
Villarino y Gonzalo Caballero, junto a ediles del grupo municipal y la parlamentaria Marina Ortega. (FOTO: Óscar Pinal)

Todas las miradas están puestas en el grupo mayoritario en el Concello de Ourense. Cualquier tipo de alternativa al gobierno "atrincherado" de Jácome pasa por el PSOE ourensano, que se encuentra, a su vez, en una encrucijada que amenaza con revivir las tensiones internas que han caracterizado al grupo municipal socialista en los últimos años si no se siguen una senda conjunta. Ni con Jácome ni con sus ahora denominados "díscolos". Esa parece ser la doctrina dominante en el seno del PSOE, que sí estaría dispuesto a abrir vías de diálogo con el PP pero alejado de gobiernos de concentración ni nada que se le parezca.

El debate interno en el socialismo está llamado a ser intenso en las próximas semanas, aunque, de momento, según fuentes de la formación, es todavía "muy contenido". El portavoz municipal, Rafael Villarino, resalta que "cando o PSOE tome unha decisión, faráo como partido, sempre tendo en conta o que diga a militancia". De momento, no quiere marcar tiempos y presume de "ser os únicos que desde o principio dixemos que estamos aquí para gobernar a cidade, ao ser a forma máis votada". En ese sentido, interpela al PP, "o principal responsable", y reivindica que "calquera solución ten que pasar polo PSOE". Por ello, incide en que los populares deben "botarse a un lado" y permitir una moción de censura.

CON JÁCOME, NO

En el interior de la formación socialista, donde siempre han convivido familias diversas, el sentir que transmiten a sus líderes estos días van en una línea: sí que tiene que haber líneas rojas y no se puede aplicar la máxima de "contar con todos". Y es que en el socialismo casi nadie olvida los insultos y desprecios que durante años –juzgados de por medio– tuvieron que aguantar tanto el eaxalcalde Francisco Rodríguez como a la exedil d e Urbanismo Áurea Soto por parte de Jácome, que es ahora el que lanza una especie de petición de rescate tras quedarse solo al frente de la nave del Concello.

"Jácome y DO, tanto ortodoxos como díscolos quedan fuera de toda posible solución", indican desde el interior del partido, donde advierten de que este es el sentir de la militancia, y que cualquier desviación de esa ruta traería consecuencias imprevisibles. Por ello, insisten en que cualquier salida debe excluir al todavía regidor. Villarino señala que "nunca dixen que non houbese liñas vermellas, nunca".

Esta no es la única línea roja que circula entre la militancia socialista de la ciudad. Cren que el PP debe, antes de nada, "librar a la ciudad del embrollo en la que la ha embarcado", eso es, con una petición de disculpas y gestionando la dimisión de Jácome.

HOJA DE RUTA CLARA

La hoja de ruta que muchos militantes socialistas están trasladando es clara: el PP debe renunciar a presentar un candidato para elegir nuevo regidor, permitiendo así gobernar al PSOE como lista más votada. Si Jácome sigue atrincherado, como muchos creen que puede suceder, la militancia ve una vía de diálogo con el PP. PSOE, BNG y Cs suman 13 ediles y el mínimo para presentar moción de censura se eleva a 14. Por eso, la propuesta pasaría por pedir solo una firma al PP (de los 7 ediles que tiene) para articular una moción de censura con Ciudadanos y BNG.

En esa línea, que también ha reafirmado Villarino, cualquier decisión la deben avalar los órganos federales y deben estar legitimadas por la asamblea local de militantes. "El PSOE no es un partido unipersonal como DO", reiteran desde dentro de la formación. Esta advertencia tiene una dirección clara, que el grupo municipal consulte y no actúe en ningún momento con autonomía. Cuando se malinterpretaron unas palabras de Villarino sobre el diálogo con el PP ya hubo división. Los militantes quieren voz.

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