Los grupos políticos del Parlamento acordaron ayer miércoles por unanimidad pedir al Gobierno que garantice la venta presencial de billetes de tren en las estaciones ferroviarias de O Carballiño y Ribadavia; mientras que el pleno volvió a ser testigo del enfrentamiento político por los plazos de la llegada del AVE.
El diputado del PP Moisés Rodríguez calificó el cierre de la venta de billetes como un "retroceso" en el objetivo de vertebración territorial y de la cohesión social, que "debería guiar a acción de toda a administración pública".
Rodríguez recordó que dentro de los acuerdos de investidura se encuentra una prórroga del servicio en estas estaciones hasta el 30 de julio y que Renfe informó que "hai en marcha contratos de licitación por para manter o servizo de venda presencial de billetes nalgunhas estacións", pero que tienen "data de caducidade".
Toda la oposición aprobó la medida, con matices. Luis Álvarez (PSOE) calificó de "inxusta" la decisión , pero dijo que "non é un problema específico de Galicia como o PP pretende facer ver". Marcos Cal (Común da Esquerda) dio la "benvida" a los populares al discurso "en defensa do ferrocarril", y el nacionalista Luís Bará se mostró "conmovido" por la "súbita conversión" del PP, cuando son "os máximos responsables". Por último,Pancho Casal, de En Marea, volvió a pedir una solución por la "vertebración territorial".
En cuanto a la llegada del AVE, el PSOE volvió a aludir a la paralización de las obras con Ana Pastor como ministra, que provocaron un "retraso de 50 meses por irregularidades", según certificó Tribunal de Cuentas, mientras la conselleira de Infraetruturas, Ethel Vázquez, estaba "chitón".
La conselleira, por su parte, censuró que el PSOE "teña tantas versións" sobre el atraso del AVE "como sobre o encontro de Ábalos coa vicepresidenta de Maduro", recordando que el informe de Cuentas "non é nada novo".
