Además de la central de Castrelo, tres parques eólicos iniciaron su tramitación ante el Miteco. Sus grandes dimensiones -sumarán 323 megavatios- impiden que su tramitación se desempeñe en las oficinas de la Xunta de Galicia. La potencia de cada uno es superior a 50 MW, por lo que la empresa promotora -la portuguesa GreenVolt- debe llevar a cabo el papeleo a través del Gobierno central. Además de ocupar grandes espacios del Macizo Central, la construcción de los proyectos lleva anexo el tendido de una línea de alta tensión de 97 kilómetros que recorrería la provincia de este a oeste.
“Estamos ante unha vaga de megaparques en toda Galicia”, alerta Serafín González (Sociedade Galega de Historia Natural), quien señala a la Xunta: “Leva 15 anos coa ampliación da Rede Natura nun caixón”. De acuerdo con González, las promotoras de parques eólicos “están a lanzarse de cabeza” para ocupar montes que todavía no forman parte de ella. Además, afea que, desde el Plan Eólico de 1997, “a traxectoria da eólica é un cúmulo de fragmentacións de proxectos”. Es decir, las compañías dividen los parques para superar más fácilmente la evaluación ambiental.
Los tres parques eólicos se verían franqueados por otras planificaciones de renovables en el entorno. Por ejemplo, otros aprovechamientos del viento como Fial das Corzas -autorizado por la Xunta- o Rebordechao -en trámite por el Gobierno-, así como el parque solar de A Gudiña, pendiente de la luz verde definitiva y que será el primer gran desarrollo fotovoltaico de Galicia.
Otro de los aspectos polémicos de este parque es el tendido de la línea de alta tensión. “En ocasións, poden ter máis impacto que incluso os parques”, valora González. Por ello, insta a acortar su longitud y soterrarlas en la medida de lo posible para evitar aún más afectación ambiental.
