Poesía arquitectónica ourensana

El Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia premió cuatro construcciones de la provincia por su respeto a la naturaleza e integración con los paisajes, su búsqueda de formas geométricas simples y puras y su apuesta por la eficiencia energética

Cuatro de los trece proyectos galardonados por el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia en los Premios Gran de Area 2021 están ubicados en la provincia. Y, antes de la entrega de los diplomas, que se llevará a cabo este 10 de diciembre en Vigo, cabe preguntarse qué características presentan y comparten las obras premiadas.  

Abstracciones en el Barbaña

Fue galardonada una vivienda unifamiliar entre medianeras, obra de Pablo Falcón, que está ubicada en el número 9 de la rúa Ponte Pelamios, junto al río Barbaña. El arquitecto, para quien “los premios siempre son inesperados”, define su intervención como “una obra modesta de complicada ejecución”, y reconoce que “contaba con la confianza total del promotor (un diseñador gráfico) para ser creativo y hacer de la necesidad virtud”. Al trabajar en dimensiones reducidas, cerró la fachada con un entramado ligero de madera. En la memoria del proyecto, Falcón reivindica que buscó la abstracción como lenguaje “frente a los excesos formales y las variopintas intervenciones existentes en el vecindario”. Y, en busca de la eficiencia energética, propuso un sistema de calefacción con aerotermia.

Sobre el dibujo de un niño

Juan Seara y Berta Peleteiro son los creadores de una singular vivienda en Pereiro. Sus promotores, explica Seara, “tenían claro desde el principio que querían la máxima luz posible y que el embalse de Cachamuíña debía ser el protagonista”. El arquitecto explica que “nuestra marca es trabajar con formas geométricas claras. Esta es una casita de dos aguas como la que podría dibujar un niño pequeño. Sobre esta base, jugamos de manera más libre, generando una forma de ‘y’. La casa, con esta disposición, parece mucho más pequeña de lo que realmente es”.

En la memoria del proyecto, citan al poeta David Thoreau para explicar su visión de la arquitectura: “Esta era unha cabana ventilada e sen revoque, adecuada para entreter a un deus vaixeiro, e onde unha deusa podía arrastrar os seus vestidos”. Y es que, defienden en el texto, “é difícil condensar dunha maneira tan poética e á vez tan certeira o que debe ser un espazo doméstico apto para unha vida plena”. Así, gracias a su firme estructura en madera, la construcción no muestra pilares que entorpezcan el paso o la mirada. 

La casa casi enterrada de Coles

Una vivienda unifamiliar de Ribela (Coles), construida por Carlos Mosquera, Alberte Pérez y Enrique Iglesias, destaca por la forma en la que se integra la construcción con el paisaje. Su objetivo, explica Pérez, era “minimizar o impacto desta nova casa na contorna. E, ao estar semisoterrada, case non se levanta sobre o terreo. Polo tanto, é moi pequeno”. 

El arquitecto reconoce el influjo de las antiguas casas gallegas con muralla de piedra. “A vivenda é froito dun intenso diálogo. En primeira instancia, entre dúas familias que deciden compartir a parcela, e, por outra banda, coa topografía do lugar”, reflexionan en la memoria.

Oasis industrial

Cecilia López y Juanjo Otero, del estudio Mol Arquitectura, renovaron la terraza del Hotel San Cibrao en tiempo récord, acudiendo a artesanos locales para crear un andamiaje innovador. Trabajó para ellos un herrero del propio polígono. 

“Esta estructura se planteó como algo provisional pero la pandemia vino para quedarse”, recuerdan. Su objetivo era permitir que el local mantuviera el número de clientes a pesar de la distancia de seguridad. La intervención apenas costó 224 euros por metro cuadrado, y no emplearon en ella más de un mes, aprovechando el parón de la restauración. Los usuarios del hotel y restaurante disfrutan ahora de un doble juego de luces, ya que este espacio resplandece como un oasis dentro del polígono cuando es de noche y permite el paso de la luz natural durante el día.

Acostumbrado a aprovechar las crisis para agudizar el ingenio, ahora el estudio se enfrenta a la escasez de materias primas, que retrasa los proyectos. Están enfocados en la reforma de la bodega de Viña Meín, de la D.O. Ribeiro, donde “los plazos son muy ajustados, porque no podemos entorpecerlos en la recogida de uva y el embotellado”, y la rehabilitación de la rectoral de Rábeda para transformarla en un proyecto de agricultura ecológica.

Te puede interesar