La profesional que atendió a la víctima tildó al acusado de 'persona peligrosa' por su carácter 'cruel, irritable, manipulador y mentiroso'

La psicóloga y amigos de Laura Alonso dicen que Javier la maltrató

Ramona Pérez siguió parte del juicio visiblemente emocionada. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
La segunda jornada del juicio seguida contra Javier Cruz González (35 años), acusado de la muerte de su exnovia Laura Alonso (19) el 24 de agosto de 2009 en Toén, supuso un duro revés para él. Sólo uno de los 16 testigos que comparecieron ayer le fue favorable a sus intereses. Ni los padres de la víctima, las amigas más íntimas, su última pareja, la psicóloga que la atendió o los guardia civiles que asumieron la investigación del crimen le dieron tregua a lo largo de toda la mañana. Sólo el testimonio de la novia del acusado cuando ocurrieron los hechos, describiendo a Laura, como 'una histérica', le fue favorable.
Especialmente reveladoras resultaron las aportaciones de las amigas y la psicóloga al coincidir que la joven había sido maltratada por el inculpado en un delito de homicidio, a quien también le atribuyeron mensajes con amenazas contra ella, su pareja o sus padres.

La especialista Isabel Calle encuadró a su cliente como una víctima del maltrato físico y psicológico. A esta conclusión llegó tras 25 horas de entrevistas -comenzaron el 18 de febrero de 2009- y conversaciones, a las que acudió por un problema de anorexia nerviosa, diagnosticada por el médico de cabecera, aunque, según dijo, la sintomatología respondía a un cuadro de depresión y estrés postraumático a consecuencia de una relación 'con mucho follón y conflicto'. 'Ví a Laura triste, gris y llorosa y me explicó que un nudo en el estómago y una presión en el pecho le impedían comer', señaló la terapeuta.

La joven le narró que pasaba los fines de semana llorando porque su pareja, en referencia a Javier Cruz, le prometía 1.000 cosas y luego la plantaba, la llamaba días después y le pedía perdón y todo volvía a empezar, pero también le detalló malos tratos físicos. 'Me confesó que en alguna ocasión le echó las manos al cuello y cuando se quedaba sin aire la soltaba, y tenía que disimular los hematomas usando pañuelos en el cuello en invierno y en verano', explicó Isabel Calle.


'LO CONSIDERO CULPABLE'

La profesional, quien no tuvo miramientos para expresar que creía a Javier Cruz 'culpable', también definió al inculpado como 'un hombre cruel, irritable, manipulador y mentiroso', pues llegó a decirle a la víctima 'que tenía sida o que estaba enfermo del corazón para que ella llorase mientras él se reía'. Y peligroso. Calle advirtió la joven y a sus padres, a mediados de marzo de 2009, que una relación como esa podía hacerla protagonista 'de las noticias del telediario'.

Pero también reconoció que había una dependencia emocional por parte de la joven, un desequilibrio basado en la edad, a la hora de justificar los posteriores encuentros entre ambos una vez rota su relación de pareja (cuando ocurrieron los hechos habían quedado en verse de madrugada). La psicóloga también precisó que cuando conoció a su último novio -Jorge- ella mejoró ostensiblemente (comenzaron a salir a partir de marzo de 2009) puesto que recuperó la alegría y hasta la coquetería.


CONTROVERTIDOS MENSAJES

El testimonio prestado por las amigas de la víctima profundizaron en más de lo mismo: la conflictividad de la relación, algún episodio de maltrato (moratones en los brazos, marcas en el cuello y hasta una brecha en la cabeza) y entraron de lleno en los controvertidos mensajes que el inculpado le escribía. Según las amigas, la instaba a que dejase a su novio y volviera con él.

Minutos después, un sargento del Instituto Armado llegó a decir que, con motivo de la investigación, leyó mensajes del año 2007 de Javier en los que decía a Laura: 'Voy a acabar con tú vida' .

Testigos de la Guardia Civil que participaron en la investigación hablan de una 'relación sentimental con idas y venidas' a tenor de los mensajes de móvil que se enviaban, si bien con mayor 'insistencia' por parte del acusado, quien parecía tener 'interés' en quedar con la víctima el día de los hechos.

En cuanto a la colaboración prestada por el acusado en la resolución del caso -la defensa la invoca para aminorar la pena-, uno de los agentes indicó que el encausado sólo tuvo voluntad de colaborar con la investigación 'en el último momento', una vez que supo que iban a realizar un registro en el domicilio y que pidió que no se practicara 'para no darle disgustos a la madre'.

Uno de ellos indicó que el cuerpo apareció en una 'zona muy complicada, con bastante maleza' que no era visible a simple vista, y con una chaqueta en el cuello que presentaba un doble nudo 'no corriente' que fue objeto de análisis en los laboratorios de la policía. Precisamente, la importancia del nudo será desgranada hoy por los peritos para confirmar o desmentir la versión del inculpado (no la asfixió con la chaqueta).

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