Análisis

¿Qué hay de nuevo, viejo?

Las obras de la variante norte, en Quintela, empezaron en septiembre tras dos décadas de espera. (MARTIÑO PINAL)
photo_camera Las obras de la variante norte, en Quintela, empezaron en septiembre tras dos décadas de espera. (MARTIÑO PINAL)
Ourense es una de las tres únicas provincias en las que no arrancará un solo proyecto nuevo. El Presupuesto huele a alcanfor. La variante norte cuenta con más dinero pero, por ejemplo, Valdeorras sigue esperando tiempos mejores, que no empezarán en el 2023.

En julio de 1940 Bugs Bunny aparecía por primera vez en un cortometraje e hizo famosa esta frase: “¿Qué hay de nuevo, viejo?”. Con el descaro que luciría en todas sus apariciones el dibujo animado del conejo más famoso del mundo empezaba a marear a Elmer Gruñón, el cazador que le perseguiría sin desmayo. Cada año, aunque con menor pasión y más desconfianza, unos cuantos se asoman a los Presupuestos del Estado para el año entrante para ver qué hay de nuevo. Y la verdad, es que en el caso de Ourense todo es viejo, un ejercicio más. 

Hasta el Gobierno reconoce en el “Resumen General por Provincias” que “los proyectos nuevos a iniciar en el 2023” en Ourense suman cero. Todo lo que hay son iniciativas resesas, pendientes desde hace años, lustros o décadas, que perezosamente se siguen sacando del baúl de las promesas para llevarlas al papel y que ahí quedan a la vuelta de 365 días más. Solo otras dos provincias (Girona y Lleida) comparten el duduso honor de no estrenar nada el año que viene, seguir con el vestuario de siempre.

En toda Galicia arrancan intervenciones nuevas por valor de 4,8 millones de euros, que tampoco es ninguna regalía, ni un céntimo en Ourense.

¿Qué hay de nuevo, entonces? Algo queda dentro de lo viejo. Se hace una apuesta por las obras de la variante norte que acaban de empezar, eso sí, tras un par de décadas en el olvido. Pierde el moho también algún que otro tramo de la autovía A-56 (Ourense-Lugo) para enlazar el interior de Galicia, de espaldas en las últimas décadas. Y poco más.

La variante exterior del AVE en la ciudad sigue contando con las partidas presupuestarias lógicas porque una infraestructura de este volumen no se puede parar a capricho. La obra del Museo Arqueolóxico contará con tres millones de euros, pero está paralizada y el Gobierno reconoce que no estará listo el equipamiento hasta el 2027.

Valdeorras, de nuevo, vivirá en el 2023 entre la esperanza y la incredulidad por la banalidad de las promesas hechas hasta el momento. La autovía A-76, que uniría la comarca con la capital de la provincia,  será otro año un sueño calderoniano porque con un millón de euros para dos tramos poco o nada se puede hacer. 

Eso sí, la circunvalación de O Barco contará el año que viene con 20 millones de euros, pero para este año se habían previsto 29 millones y solo se ejecutó el 9%.

¿Es culpa únicamente del Gobierno este desglose de inversiones? En apariencia, no. No tiene culpa de que otras administraciones, caso de los concellos, no propongan intervenciones nuevas para, mediante convenios, recibir el impulso económico para actuaciones de empaque. Para ejemplo, la ciudad, cuyo Concello lleva años sin proponer inversiones nuevas al Estado. Le llega con salir de la madriguera a preguntar ¿qué hay de nuevo, viejo? Como Bugs Bunny.

Te puede interesar