La ronda este y el acceso a los polígonos de Ourense siguen sin acabar

Vial de acceso desde la autovía A-52 al polígono industrial de Sam Cibrao das Viñas.
photo_camera Vial de acceso desde la autovía A-52 al polígono industrial de Sam Cibrao das Viñas.
Los últimos tramos de enlaces clave para la movilidad metropolitana aún no se han licitado

La ronda este comenzó a construirse en 1999. Van a cumplirse 15 años en este ejercicio recién inaugurado. Tan solo falta un tramo para concluirla, el que comunicará la carretera N-525 a la altura del polígono de Barreiros con Seixalbo. La redacción del proyecto fue adjudicada por la Xunta en 2022, con la estimación de que se pudieran licitar las obras en 2023.

Todavía se desconoce cuándo se sacará a concurso el tramo de 1,7 kilómetros que falta para mejorar la movilidad en la zona metropolitana de Ourense. Las cifras que manejaba la administración autonómica contemplaban un gasto de alrededor de 6 millones de euros. Esta cifra permitiría ahorrar el rodeo de casi tres kilómetros que se debe hacer en la actualidad para viajar entre Seixalbo y el polígono de Barreiros, aunque la inversión se encuentra estancada.

Por otro lado, se desconoce cuál es la situación de la prolongación del acceso a los polígonos de San Cibrao y la Tecnópole, un vial que también debería acometer la Xunta. La infraestructura rondaría unos seis kilómetros y daría acceso a la principal zona industrial de la provincia desde la autovía A-52, incrementando la competitividad de las empresas.

Actualmente, solo está abierto el primer tramo, entre la autovía -a la altura de Rante- y la carretera N-525. Fue inaugurado en 2020. Pero falta extender el vial desde la nacional hasta la OU-101, para acortar los tiempos de viaje con la zona este del polígono de San Cibrao, así como con la Tecnópole, el parque de Pereiro y el futuro parque de Paderne de Allariz.

El olvido de la provincia en estos tramos cortos pero vitales no es una novedad. Trives perdió una oportunidad histórica a finales de la década de los 2000, cuando se decidió que la A-76 se trazaría por Monforte. En compensación, la Xunta del bipartito prometió en 2008 la construcción de un acceso a la N-120 (futura autovía) para mitigar las malas comunicaciones de la comarca. Hacia el oeste, los triveses sufre una OU-536 desfasada, mientras que hacia el este se extiende la decimonónica OU-636, un vial sinuoso y peligroso.

El entonces presidente socialista, Emilio Pérez Touriño, llegó a hablar de una inversión de 26 millones para siete kilómetros. El proyecto para comunicar Trives y rescatarla del aislamiento nunca pasó de ser una promesa.

Las ampliaciones y renovaciones de viales tampoco esquivan la parálisis

Las infraestructuras nuevas no prosperan, pero tampoco lo hacen los planes de renovación de las carreteras más deterioradas. El pasado mes de marzo, el Ministerio de Transportes aprobó provisionalmente el proyecto para construir un tercer carril en la N-120 entre Ourense y Os Peares. El objetivo, solucionar la falta de espacios de adelantamiento en un tramo de 20 kilómetros. Aquel mes, desde el Ministerio prometieron licitar las obras en 2023, lo que se acabó incumpliendo.

La N-541 hacia Pontevedra sufre una serie de deficiencias que convierten atravesarla en una experiencia peligrosa. Los concellos por los que discurre se agruparon en el Pacto de Pedre, bautizado así por el lugar donde un autobús se cayó al río en la Nochebuena de 2022, causando la muerte de seis personas. Reclaman una mejora integral, aunque ya reclaman la construcción de una autovía para jubilar la carretera convencional. La solicitud  fue apoyada por el Concello de Pontevedra y por la Diputación de Ourense.

Otra remodelación pendiente es la de la OU-533, entre A Rúa y A Gudiña, el eje que vertebra el oriente ourensano de norte a sur. El vial compartirá 1,5 millones con la OU-540 (Celanova y Baixa Limia) para reformas en 2024, algo distante de la conversión en corredor que se llegó a plantear en el pasado.

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