La parroquia de María Auxiliadora de la ciudad acogió la ordenación de dos jóvenes salesianos

Sacerdocio en tiempos de crisis

Mateo González y Segundo Cousido Vieites se dirigen hacia el altar de la iglesia María Auxiliadora. (Foto: Martiño Pinal)
La parroquia de los Salesianos de Ourense acogió ayer la ordenación de dos jóvenes sacerdotes, Segundo Cousido Vieites y Mateo González Alonso, en una misa que contó con la presencia del obispo salesiano de Gante (Bélgica), Monseñor Luc van Looy. Durante el acto religioso, al que asistieron familias, amigos y miembros de la congregación salesiana, el prelado recalcó la labor social del sacerdocio, que supone -dijo- ‘un signo del amor de Dios que busca así a las personas para entregarse a los demás’.
‘La vocación no es algo de cada uno, sino una llamada de Dios’. Mateo González Alonso se puso ayer por primera vez en su vida la casulla de sacerdote, junto a otro miembro de los salesianos, Segundo Cousido Vieites, en una misa que se celebró en la parroquia María Auxiliadora de los Salesianos, de Ourense.

El acto lo presidió el obispo salesiano de Gante (Bélgica), monseñor Luc van Looy, que aprovechó el acto para destacar la importancia del sacerdocio, en una época en la que la llamada de Dios, sobre todo entre los más jóvenes, disminuye cada día. ‘El sacerdocio es un signo del amor de Dios que busca así a las personas para entregarse a los demás’, recordó. La imposición de manos del obispo -un gesto heredado de los primeros cristianos- marcó ayer el inicio de la entrada de Mateo González y Segundo Cousido en la vida sacerdotal. Tras una oración especial de consagración, el acto prosiguió con la imposición de la casulla y las interrogantes que se le plantean al futuro presbítero.

‘El sacerdote puede surgir en cualquier momento’, confiesa Mateo, que vino a Ourense procedente del Colegio-Hogar Caixanova, uno de los centros que la Orden tiene en Vigo. La vocación sacerdotal, sin embargo, dentro de la Iglesia católica no atraviesan, precisamente, su mejor momento.

En la provincia de Ourense existe sólo un sacerdote por cada 1.200 ourensanos, según cifras de la Delegación de Vocaciones de la Diócesis. Pese a ello, los responsables de la Iglesia católica confían en los jóvenes para que ‘no olviden a Dios y entren en lo hondo de sí mismos’, según monseñor Luc van Looy, y superar así la falta de vocaciones por la que pasa hoy la herencia de Jesús.

Monseñor Luc van Looy: ‘La Iglesia debe comunicar a la sociedad el calor de la vida’

Monseñor Luc van Looy es belga y nació en Tielen en 1941. Ha sido misionero en Corea durante 15 años. Desde 1993, es asistente eclesiástico de la Unión Mundial de los Maestros Católicos.

¿Por qué ha elegido Ourense para ordenar a estos dos jóvenes sacerdotes?


El padre inspector me lo pidió. La obra de los Salesianos es muy importante, no sólo para la Iglesia en Galicia sino para la ciudad. De esta forma, les damos un testimonio con esta entrega de estos dos jóvenes al sacerdocio. Sí, la sociedad tiene una necesidad de sacerdotes.

¿Qué papel juega hoy un un católico en el mundo?


Cuando yo pienso en la humanidad, pienso fundamentalmente en la juventud, que son los que llevan siempre hacia adelante la Historia. Los jóvenes sufren y tienen miedo del futuro, y más todavía en estos tiempos de crisis. Ahora bien, la Iglesia, su función, es dar la confianza a uno mismo y al hecho social; para ello su método es comunicar el calor de la vida. Y esto es, precisamente, lo que también hizo el fundador de la Orden salesiana.

Un camino de futuro sería, tal vez, el acercamiento entre las distintas iglesias?


Eso es seguro. El misterio es el tema de cada iglesia, y cuando a un joven se le permite expresar su inquietud, y de la búsqueda de lo sagrado y la espiritualidad, es una manera de entrar en lo más hondo de uno mismo. Y esto es lo que cada religión busca.

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