Dentro de la jornada dedicada a los polígonos agroforestales, las agrupaciones de gestión conjunta y los espacios agrarios de experimentación, se desarrolló una mesa redonda centrada en la recuperación de los “soutos”, que estuvo guiada por el director xeral de Planificación e Ordenación Forestal, José Luis Chan, y que contó con la participación del abogado Calixto Escariz; el técnico de la Asociación Forestal de Galicia Daniel Rodríguez, y del agente forestal y presidente de las agrupaciones de O Bolo, Javier García, que ofrecieron a los asistentes sus puntos de vista relativos a la colaboración que mantienen con la Administración autonómica para el desarrollo de proyectos de carácter dinamizador en cada territorio.
José Luis Chan se refirió al desarrollo del programa estratégico del “castiñeiro”, partiendo del alto valor que tiene la castaña en los mercados nacional e internacionales. En esa línea, apuntó que se están trabajando con 27.000 hectáreas de superficie en Galicia y destacaba de los “soutos” su componente ambiental y acervo cultural y patrimonial. “Trátase -explicó- de recuperar eses espazos antiguamente de gran importancia na economía” y trabajar para realizar agrupaciones, desarrollando para ello un plan piloto, mediante el que fueron elegidos varios soutos para que se conviertan en modelos de gestión. Así, en algunos casos ya comercializan la castaña, otros forman parte de espacios protegidos; también los hay vinculados al patrimonio cultural, pertenecientes a una asociación y otros próximos a lugares que ya son modelos de recuperación.
Destacó también que las personas al frente de estas agrupaciones son jóvenes, y que la Consellería, para animar a los propietarios, se encarga de la limpieza de los accesos y del tratamiento de enfermedades para el saneamiento de las masas de “castiñeiros”. El proceso se lleva a cabo a través de un convenio de gestión pública junto con iniciativas privadas.
La ley
Desde el punto de visto jurídico, Calixto Escariz destacó que la Lei de Recuperación propone en el ámbito de la titularidad la disposición de las fincas para poder trabajarlas, al mismo tiempo que incorpora unos valores que “nos obriga a non transformalo todo”, y con el objetivo de que los propietarios dinamicen el territorio o cedan el espacio para quien lo pueda hacer. Lo importante, añadía, es que la seguridad jurídica esté garantizada, “que formalicen as agrupacións é un avance enorme”, añadió.
Por su parte, Daniel Rodríguez incidía en que las experiencias dinamizadoras que funcionan pueden multiplicar las agrupaciones y para ello se dispone de la normativa “para que as agrupacións se poidan crear e funcionar”, con pautas fáciles de aplicar y flexibilizando las incorporaciones para seguir creciendo y así asegurar la viabilidad económica de cada proyecto. También se refería a la importancia de los incentivos fiscales, con subvenciones de hasta el 20% de la inversión realizada.
Javier García, por su parte, expuso su experiencia en O Bolo, con 36 hectáreas de superficie agrupadas, de las que el 80% tiene “castiñeiros”. Así, se refería a la importancia de acometer los tratamientos de enfermedades de manera conjunta y a las ventajas que ofrece la gestión también conjunta a la hora de acceder a las ayudas y de obtener un mayor rendimiento. Aseguró que fue difícil convencer a la gente de que la cesión de las tierras era solamente para su gestión. La limpieza de caminos y los tratamientos ayudaron a que se sumaran propietarios.
