El “taladrazo” de Navidad daña los bancos de Bispo Cesáreo en Ourense

Los trabajos de retirada del gran árbol de Navidad del Concello de Ourense provocaron desprendimientos en la piedra en Bispo Cesáreo

La fuente de Bispo Cesáreo, un bien patrimonial destacado que salió del claustro de los pináculos del monasterio de Oseira en 1856, se salvó, aparentemente, de la retirada del gran árbol navideño que instaló el Concello de Ourense sin ningún tipo de aval, ni de la oficina del PERI (encargados de cualquier intervención sobre el BIC del Casco Viejo), ni de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta. No salieron tan bien parados los bancos de piedra situados en la misma zona: ayer eran visibles los destrozos en los asientos y, por la tarde, incluso aparecieron girados, colocados al contrario que su posición original.

Este movimiento de los bancos oculta, en parte, las piedras caídas y las partes más dañadas de los asientos. Los destrozos coinciden con la actividad de retirada del árbol navideño, ya que ayer trabajaba en la zona un camión. Expertos en Patrimonio alertaron en su día de las consecuencias irreparables de ubicar esta decoración de grandes dimensiones sobre un bien patrimonial: los desprendimientos figuraban entre esos daños.

El proyecto de traslado de la fuente, desde Oseira, se culminó en 1970 por mandato del entonces alcalde de la ciudad, David Ferrer. 

Los bancos de piedra, con los destrozos aún visibles ayer, forman parte del Conjunto Histórico de Ourense, declarado Bien de Interés Patrimonial. Por tanto, igual que la fuente de Oseira e incluso los jardines que la rodean, tienen protección patrimonial y son elementos de interés. De hecho, es la oficina del PERI la encargada de velar por estas actuaciones. En su día, según pudo conocer este periódico, a la citada oficina no llegó ninguna solicitud de permiso o aval por parte del Concello para instalar allí el polémico árbol.

Estado de los bancos que rodean la plaza de Bispo Cesáreo, con visibles destrozos. 
Foto: Xesús Fariñas
Estado de los bancos que rodean la plaza de Bispo Cesáreo, con visibles destrozos. Foto: Xesús Fariñas

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