Su trayectoria personal y laboral son paradigma de tesón y esfuerzo, como si hubiese metido dos vidas en una. Ha triunfado en lo profesional y la trayectoria de sus tres hijos le ha premiado en lo personal.

El tesón como fórmula vital

La suya es la historia de un triunfador, de un tipo esforzado, con gran capacidad de trabajo y organización, que hizo muchas más cosas en la vida que el común de los mortales. Cientos de estudiantes han aprendido las primeras letras con él o apuntalar conocimientos; cientos de opositores, quizá miles, han alcanzado de su mano la meta de ser funcionarios. Recuerda todavía a muchos de aquellos de uno y otro ámbito y les evoca con un punto de emoción. A cambio, quienes fueron alumnos admiran su capacidad, competencia y claridad expositiva, además de transmitir placer por aprender.
El paso de los años, el encarrilamiento personal y profesional de sus hijos y una cornada de la salud, le han hecho dejar aquellas jornadas maratonianas de doce ó catorce horas, sin que eso signifique inactividad. Para nada. Sigue en Muface y por la tarde ejerce de agricultor en su finca de Seixalbo. También dejó el dominó cuando constató que había más discusión que juego. Ese tiempo lo ocupan ahora el cuidado de perdices, faisanes, gallinas y un perro adoptado.

Pero la andadura vital comenzó a finales de los cuarenta en San Cibrao das Viñas en el seno de una familia humilde. Su primer maestro fue don Manolo, que todavía vive y al que aún considera ejemplo de docente vocacional. A los diez años pasó al seminario, porque 'quería ser cura, supongo que influido por el ambiente religioso de mi casa y del entorno. Me gustaba ayudar a misa, que se celebraba a las 6,30 de la mañana', aunque no bastó sólo eso, pues la formación de aquel niño suponía un coste inasumible para su familia. 'En primero y segundo de bachiller, corrieron con los gastos el cura de la parroquia y doña Rosita, una mujer que no tenía hijos; en tercero ya conseguí beca', recuerda. Cuando habían pasado ocho años entendió que debía dejarlo, porque 'lo de ser cura no era como yo había imaginado' y le había entrado la convicción de que iba hacer cosas alejadas de la ortodoxia clerical. Fuera del Seminario necesitaba ganar dinero, 'pues mi padre había fallecido hacía tiempo y mi madre carecía de medios para mantenerme', así que se puso a dar clases y de noche acudía a ellas para convalidar estudios. En un año sacó Magisterio.

Ya maestro, se fue a O Grove, donde fundó un colegio con un socio. Ganó dinero, se casó y luego vino la mili en Canarias, que le decidió a vender su participación en aquella experiencia, de la que guarda grato recuerdo.

A la vuelta dio clases en la academia Pereira-Padilla, entonces renombrada, y por las noches impartía clases particulares en Seixalbo, donde se había establecido. En la academia daban taquigrafía, que aprendió después de la jornada laboral. Con ese bagaje se presentó a las oposiciones de auxiliar administrativo, y aprobó. 'Fui funcionario por accidente, influido por el hecho de convivir en la academia con los opositores'. 'Fui a Hacienda a Madrid y a los seis meses gané la oposición de administrativo, con destino en Oviedo. En poco tiempo solicité la plaza de secretario de Muface, que acababa de crearse, en Oviedo y Ourense. Cuando ya me había olvidado del tema me llamaron para decirme que si me interesaba venir a Ourense, me daban la plaza. Pedí poder consultar a mi mujer, ya que acabábamos de comprar un piso... Y nos vinimos'.

Y ahí comenzaron las dobles jornadas de funcionario y profesor, padre de tres hijos, al que la inquietud todavía le dejaba tiempo para hacer Filología, crear un equipo de fútbol, ensayar obras de teatro con los jóvenes en Seixalbo o convertirse en el primer alcalde pedáneo por votación popular en una solemne jornada electoral en los albores de la democracia. Constituyó un equipo de trabajo con el que 'luchamos mucho por conseguir cosas. Aquello constituyó el principio de avances espectaculares'. Aquel grupo fue padre del asociacionismo vecinal, que prendió con fuerza a mediados de los ochenta.

Se siente satisfecho de la vida, pero el mayor orgullo lo constituyen sus hijos. Un arquitecto técnico, funcionario en Ourense; un doctor en Informática, secretario de la Facultad de Ciencias de la Salud en A Coruña y un anestesista de la UCI cardíaca del Meixoeiro, en Vigo, que además de hacer felices a él y a su mujer, le han dado dos nietos.

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