La tormenta demográfica perfecta: las muertes cuadriplican los nacimientos

Los alumbramientos se desploman casi un 25% en cinco años al registrarse apenas 645 en el primer semestre del año

Publicado: 18 ago 2022 - 05:08 Actualizado: 18 ago 2022 - 07:15

Un bebé, en las piernas de su madre. JOSÉ PAZ.
Un bebé, en las piernas de su madre. JOSÉ PAZ.

Nueva (y ya van muchas) alerta para el futuro de la provincia de Ourense, que ha vivido un primer tramo de año para olvidar en materia demográfica al ver como el declive de la natalidad vuelve a marcar cifras cada vez peores, a lo que suma en esta ocasión un récord de muertes, lo que supone que, a la espera de conocer los movimientos migratorios, invita a pensar en otra importante caída de población que deje a la provincia al borde de los 300.000 habitantes.

Los datos que sacó ayer del horno el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre nacimientos y defunciones reflejan una tormenta demográfica perfecta, con los fallecimientos ya casi cuadriplicando a los nacimientos, resultado obtenido una vez cruzadas las 14 muertes y los 3,56 alumbramientos que se producen de media al día en el presente año.

NUEVOS OURENSANOS

Los registros de natalidad al cierre del primer semestre de 2022 desvelan que han llegado a la provincia 645 niños, una cifra que supone un nuevo récord negativo tras los 699 del mismo período del año pasado, casi un 7,8% menos. La comparativa es todavía más sangrante si se echa la vista a apenas cinco años atrás, cuando se anotaron en los primeros seis meses de 2017 un total de 888 nacimientos, por lo que la disminución respecto a hace un lustro es de cerca de un 25%. La pandemia del covid parece haber tenido un claro efecto en la natalidad, dado que en la anterior comparativa interanual, la caída de los nacimientos nunca había sido tan acusada.

Analizando las edades de las madres, sigue creciendo el porcentaje de mujeres que dan a luz con 40 años o más, representando ya un 14% del total y siendo una de las dos franjas de edad en las que hay un crecimiento de la natalidad, junto a la de 20 a 24 años, en la que hubo 46 alumbramientos entre enero y junio de este año, 13 más que en el mismo período de 2021. Mientras, las ourensanas que más niños aportan son aquellas que tienen entre 35 y 39 años (casi un 32% del total).

DECESOS

La prolongación de la crisis de natalidad coincide con un récord histórico de fallecimientos, ya que en los siete primeros meses de este año se han notificado 2.985 muertes en la provincia, lo que supone un 9,22% más que entre enero y julio de 2021 y un 6,08% más que en el ejercicio prepandemia.

El sistema de monitorización de la mortalidad diaria del Ministerio de Ciencia e Innovación constata un exceso de defunciones en el presente ejercicio respecto a lo que se esperaba de algo más de 400 personas, casi el doble de la sobreestimación detectada el año pasado y no muy lejos del exceso de 2020, cuando estalló el covid.

Según los datos del INE, una de cada tres muertes en lo que va de año corresponde a personas mayores de 90 años. Han fallecido tres menores de edad y 16 personas de menos de 40 años.

Lugo rompe la tendencia gallega: 10% más de niños

El problema del retroceso en las cifras de natalidad no es exclusivo de Ourense, pero sí se nota con mayor intensidad. Así, en el conjunto de Galicia, la disminución de alumbramientos en la comparativa entre los primeros semestres de 2022 y 2021 fue del 2,04%, al registrarse este ejercicio 6.941. Llama la atención, no obstante, en este contexto de caída los datos que registra la provincia de Lugo, al dispararse un 10% los niños nacidos.

En la Comunidad gallega, al igual que en Ourense, también aumentaron considerablemente los fallecimientos, anotándose entre enero y julio 20.744, casi un 9% más que el año anterior.

En España, mientras, se produjeron en los seis primeros meses de este año 159.705 nacimientos, una cifra en mínimos desde finales de la década de 1990 que, sin embargo, es ligeramente superior, un 0,13%, a la del primer semestre de 2021, cuando nacieron los niños concebidos en la primera fase de la pandemia. Las defunciones aumentaron en el conjunto del Estado más de un 5% en un año.

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