De nuevo un zamorano esta detrás de un edificio interesante de los que convirtieron a Ourense en ciudad

Una vez más, un zamorano

El portal de este edificio es un lugar especialmente cuidado a pesar de no ser muy grande. En él arranca el pasamanos de madera con espectaculares bolas sosteniéndolo. Hecho a mano, costó nada menos que 9.000 ptas del año 1938.
A comienzos del siglo XX llega a Ourense don Jose Rivera González ,oriundo de Puebla de Sanabria, instalando en la calle del Progreso su almacán de curtidos. Y una vez más se repite la historia: Don José prospera y decide construir una buena casa para vivir con su familia de acuerdo con la categoría que correspondía a su progreso económico.
El lugar elegido sería la misma calle entre dos farmacias historicas, la de Bouzo y la de Taboada Allu. Contrata como arquitecto a Conde Fidalgo, fundador de la saga de arquitectos del mismo nombre, y como constructor al ya prestigioso Emilio Suárez.

Don José se instala con su familia en el último piso, de 200 metros cuadreados, como todos los demás. Durante años, y hasta avanzados los cincuenta del siglo XX, el edificio estuvo tomado por la Falange: la Sección Femenina ocupó el primer piso y las oficinas de Auxilio Social el segundo. El también comerciante de curtidos don Senén Iglesias compra la planta baja para instalar su negocio. Durante la Guerra Civil, el sótano fue declarado refugio antiaéreo por las autoridades, aunque nunca llegó a utilizarse como tal .

Años más tarde, don Rafael Sas compro el piso de don José, y en la actualidad su nieto Rafael es propietario de toda la casa, adquirida a las nietas de don José, y promotor del nuevo edificio ahora en obras y tapada la fachada por una lona publicitaria. Rafa Sas, promotor inmobiliario, destaca lo bien construida que estaba la casa de don José Rivera, y tiene la intención de conservar el primitivo portal en el que se encuentra la única vidriera que se conserva

La nieta del señor Rivera, Mariluz, recuerda el hermoso pasamanos de madera, del que guarda la factura del año 1938 por importe de 9.000 pesetas; las vidrieras en la escalera y en todas las puertas del interior de la vivienda; el pasillo empapelado con papel inglés, y los cuartos de baño revestidos con azulejos negros y blancos de la Cartuja de Sevilla.

Las fotografías de este reportaje fueron hechas cuando el edificio estaba ya en mal estado y ocupado únicamente por oficinas.

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