El violador de "la casa del horror" seguirá en prisión

Ourense. 16/10/2019. Juicio en la audiencia provincial al clan de los Madriles.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Juicio en la audiencia provincial al clan de los Madriles. Foto: Xesús Fariñas
La sala valora que los delitos son graves, violación y detención ilegal, y la necesaria protección a la víctima

La sección segunda de la Audiencia ha decidido prorrogar la prisión provisional a Javier Gabarri Jiménez, del clan Madriles, condenado en octubre por la detención ilegal y violación continuada durante 19 días a una joven, a la que también pegó y sometió a trato degradante en la vivienda familiar de la calle Dalia de la ciudad, "la casa del horror". La sentencia no es firme porque ha sido recurrida ante el TSXG.


En el auto notificado hoy, los magistrados tienen en cuenta la naturaleza del delito , la gravedad de las penas impuestas (un total de 20 años de cárcel) pero también "la necesaria protección de la víctima". Por estas razones, estima "inexcusable prorrogar la prisión provisional en su día decretada" (a finales de enero de 2018 cuando fue detenido por la Policía Nacional tras ser entregada la víctima por la madre del inculpado, también condenada por cómplice de la detención ilegal, en la comisaría de As Lagoas. La prorróga garantizará que estará en prisión incluso si alguna del las partes decide presentar recurso de casación en el Supremo porque la prórroga será "hasta el límite de la mitad de las penas impuestas", es decir, 10 años.


La Audiencia provincial condenó a Gabarri Jiménez pero también a sus padres y tres hermanos por ser cómplices de la detención ilegal a dos años y medio de cárcel. La sentencia consideró probado que el clan ocultó a la denunciante entre el 7 y el 26 de enero del pasado año en el número 2 de la calle Dalia, sin permitírsele salir de la vivienda o sus alrededores, a donde llegó "mediante engaño" de la mano de Javier Gabarri Jiménez (41 años), con quien previamente había tenido una cita en un hotel, sino que este último "la obligó a mantener todos los días relaciones sexuales con penetración y contra su voluntad" sin posibilidad real de huir. Para ello, se valió de "una conducta violenta y agresiva", acompañada de continuas palizas que le provocaron heridas. 

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